domingo, 23 de octubre de 2005

La fiebre de la F1

Aprovechando que estaba en Asturias, me fui a la costera ciudad de Gijón. Fui a visitar a Cesar, gran amigo asturiano con quien me fui a Menorca y habla como Yoda. El tren que me llevó iba surcando Asturias entre pequeñas sierras e irregulares valles llenos de vacas, casitas rurales, pueblos perdidos en la montaña. Todo matizado por cientos de tonos de verdes.
En Gijón se estableció una saludable rutina diaria. Nos levantábamos tipo al mediodía, almorzábamos viendo Los Simpsons y luego César se iba a estudiar y yo salía a pasear por la ciudad. Por la tarde nos encontrábamos en algún bar, dábamos vueltas por allí, hablábamos de las vicisitudes de la vida. Al caer la noche alquilábamos una película y nos quedábamos hasta la tres, cuatro o cinco de la matina boludeando en casa. Así transcurrió la semana. El viernes hicimos la primera incursión en la noche Gijonesa, noche que se extendió hasta las ocho de la mañana del sábado.
Lo de Fernando Alonso pegó fuerte en el pueblo Asturiano. Yo justo estuve cuando le entregaban el premio Príncipe de Asturias. Todos llevan con orgullo la bandera de Asturias. Se hacen exposiciones de objetos que usó, como el casco que tenía los cuatro años cuando ganó su primer campeonato en la categoría infantil de karting. También contribuyó a que los asturianos desarrollaron cierta afición a la excesiva velocidad al volante. Todos se hicieron amantes de las carreras. Esta última razón es la que nos llevó a ser despertados el sábado a las diez, con tan sólo dos horas de sueño encima, por un amigo de Cesar que nos pasó a buscar para hacer 300km por una autopista de montaña e ir a un circuito de carrera a correr en karting. Qué bueno que estuvo. Obviamente no gané. Nunca gané nada en mi vida ¿Por qué voy a empezar ahora?. Lo que sí me divertí muchísimo.
Por la noche partimos hacia Luarca, pueblo natal de Cesar, donde viven sus padres. Estos tienen una pequeña granja, con veintitantas vacas lecheras que ordeñan dos veces al día. Eso los convierte en un pequeño tambo independiente que vende su leche a la Central Lechera Asturiana, empresa láctea fuerte en España. A pesar de que nuestra estadía en el pueblo fue muy breve, pude apreciar que es un pueblo de pescadores, lleno de tabernas en el puerto, que vive de esa actividad y de las granjas vecinas. Está ubicado en la desembocadura de un zigzagueante río en el mar, metido en un pozo entre acantilados. De hecho es como si el pueblo estuviese construido sobre el acantilado. Uno se aleja de forma horizontal unos cien metros del puerto y no puede evitar desplazarse otros cien metros en forma vertical. Todo surcado por escaleras que suben a la montaña pasando por los portales de la casa. Arriba de todo se encuentra el faro, la capilla y un hermoso cementerio donde todas las tumbas son de mármol. Dar un paseo por el cementerio, rodear el faro y bajar entre las casas es algo hermoso.
Asturias, con su mar Cantábrico, sus pueblecitos rurales y sus imponentes paisajes es un lugar de ensueño. Un lugar que recomiendo fervientemente que conozcan.

sábado, 22 de octubre de 2005

La escoba de Europa

La escoba de Europa a mí me suena algo así como “el culo del mundo”, pero dicho finamente. No lo es. Es un premio que se le entrega a la ciudad más limpia de la comunidad (no del anillo sino europea). Hace poco estuve en la ciudad de Oviedo, en Asturias. Un comerciente local me explicó de este premio y me dijo que Oviedo lo viene ganando desde hace ya varios años.
En este premio encontré a lo que me quiero dedicar en la vida. Encontré mi verdadera vocación. Yo quiero ser parte del comité seleccionador. Me imagino un comité que todos los años se pasa tres semanas de incógnito por diferentes ciudades europeas, con todo pago. Hoteles de lujo, viajes en aviones, entradas a museos, comidas. Llegan a una ciudad y evalúan la política de recolección de residuos. Después se van a otra ciudad. Eso sí que es un trabajo que dignifica.
Me puse manos a la obra para ver cómo puedo ser integrante de este distinguido comité. Busqué en Internet algo sobre este premio, pero no encontré nada. Me parece que los Asturianos me mintieron de lo lindo. Me hicieron ilusionar con un trabajo que en la realidad no existe.

Puta madre.

viernes, 21 de octubre de 2005

El paraíso en Europa

Asturias, si yo pudiera
si yo supiera cantarte.
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy hombre del Sur:
Polvo, sol, fatiga y hambre
hambre de pan y horizontes
¡Hambre!
Yo soy un hombre del sur, del sur del mundo. Con el alma cargada de un hambre, hambre de nuevos horizontes. El mismo hambre motivó al poeta del sur de España a viajar por su país. De igual manera, el poeta y yo, nos hemos enamorado de Asturias. Claro que él lo escribió mucho mejor que yo, dado su condición de poeta y que al fin y al cabo yo no soy más que un náufrago en una sopa de letras.
Por la noche, en medio de una tormenta, llegamos a la casa rural que sería nuestra morada. La casa es de la madre de Luis, gran tipo que además de ser amigo en ocasiones es mi jefe. Esta enclavada en un verde valle entre dos montañas, un lugar hermoso. De estilo rural, muy antigua pero puesta a nuevo, con exquisitos detalles de decoración y un finísimo buen gusto. Cada uno de los viajantes tenía su hermosa habitación, por demás amplia y con baño privado. Al despertarme, pasado el mediodía, desde mi ventana veía a los picos de Europa todos nevados. Increíble. Los tres días en esta morada transcurrieron paciblemente*. Charlas o juegos hasta altas horas de la madrugada, tardes de paseo por el valle o las montañas o los lagos de la zona. Y mucha comida. La madre de Luis, como buena Asturiana, es de esas que cocina porotos con chorizo, panceta, morcilla, grasa de chancho y carne de ciervo. Además es de esas madrazas que se ofende profundamente si uno no se come tres platos.
El sábado por la tarde arribamos a Oviedo, capital del Principado de Asturias. Si se tiene que describir a Oviedo con una palabra, esa es limpia. En mi vida estuve en una ciudad tan limpia. Yo creí que era por la inminente entrega de los Premios Príncipe de Asturias, que este año le tocó a Fernando Alonso, pero siempre es así de limpia. Además está llena de esculturas y estatuas por todos lados. La parte antigua de la ciudad es amplia y luminosa, cosa increíble.
Por todos es sabido: los asturianos tienen cierta simpática predilección por el alcohol. Eso que no es más que una forma fina de decir que son unos borrachos trae consecuencias en su gastronomía. En tierra asturiana hay muchas manzanas. Que iban a hacer con tantas manzanas ¿Compotas? No. Se hace sidra. Tanta se produce que es el producto típico de Asturias. Como todo producto típico, tiene rituales atípicos. El caso de la sidra es la escalada, estocada, esplatada o algo así. El ritual consiste en que el cantinero toma con su mano derecha la botella y la levanta lo más alto que puede. A su vez, con la mano izquierda toma el vaso y lo lleva lo más abajo posible. En esa postura inclina la botella y la sidra sale de la botella, cae por el aire “oxigenándose” durante un metro y medio y entra en el vaso, llenándolo unos tres dedos. Todo esto lo hace el cantinero sin mirar. Pero eso no es todo. Uno toma el vaso de la mano del cantinero. Lo bebe de un sorbo, dejando un poquito de sidra que inmediatamente tira al suelo por el mismo lado del vaso por el que bebió. Esto se hace para limpiar la baba que uno deja en el borde del vaso, porque todo el grupo bebe del mismo. Con lo cual uno siempre tiene que tener un cantinero al lado. Esta costumbre de tirar un poco de sidra al piso, sumado a que los cantineros casi siempre fallan al servirla, hace que en el suelo de las sidrerías haya una milimétrica capa de sidra. Esto causa esa desagradable sensación al caminar, de que las suelas se pegan al piso. Y es por lo mismo que no se recomienda ir a las sidrerías con polleras largas, vaqueros a lo skater o trajes de novia con cola.
El olor del mar, el verde de los valles, las montañas nevadas, las largas horas de sueño, las fiestas, los dulces vinos y la buena comida. Asturias es simplemente hermosa. Volveré. Tierra que me dejó miles de aromas, hermosos recuerdos. Y varios kilos de más.

*Paciblemente: Esta palabra me la inventé yo porque suena bien. Significa lo mismo que Apaciblemente, que la verdad suena medio raro.

viernes, 26 de agosto de 2005

Esto está hecho una ruina

Yo no lo sabia. Menorca tiene varias ruinas arqueológicas bastantes antiguas. Hay unas a unos tres kilómetros en las afueras de Mahon. Dichas ruinas son los restos de una civilización que vivió en el mil quinientos antes de Cristo. Realmente increíble, unas construcciones muy raras que servían de refugio y vigilancia, mientras a unos metros se encuentran unas pierdas inmensas en forma de T que eran el lugar de las ceremonias religiosas. Hay otras en las afueras de la Ciudadella, éstas un poco más lejos como para ir a pie. Nosotros tardamos una hora en bicicleta. Estas ruinas son una gran tumba colectiva, si uno la mira desde un lado se asemeja a una pequeña pirámide y desde otro se asemeja al casco de un barco dado vuelta. Mas de cien cadáveres de tres mil quinientos años guardados en su interior. Vaya a saber Dios dónde los tiraron cuando la vaciaron para que uno pueda entrar y sacarse unas fotos.

jueves, 25 de agosto de 2005

Y la playa... ¿Dónde está?

Llevaba tres días en la isla de Menorca y no había visto ni una puta playa. Ustedes pensarán que me volví loco. Dirán que era obvio, que un día le iba a pasar. No es así. En esta isla casi no hay playa. La gran mayoría de la costa es de roca y acantilado. Las únicas playas son aquellas que se encuentran en la punta de alguna entrada del mar. Una playa de no más de veinte metros de largo, rodeada de unos acantilados que le hacen de escollera, estando a unos doscientos metros de mar abierto.
Una anécdota: Un día, un menorquín nos recomienda ir a una playa muy bella, a unos tres kilómetros de donde estábamos. Nos pusimos la mochila al hombro y bajo el sol empezamos a caminar. Caminar, caminar y caminar. Resultó ser que tal playa era inexistente, sí había una entrada del mar, unas decenas de barcos estacionados por allí, unos acantilados y algunas casas. Había una bajada al mar entre las rocas y se podía nadar. Pero nada de arena. El lugar era hermoso, valió la pena ir, pero no había arena.
¿A qué mierda llaman estos menorquines playa?

martes, 23 de agosto de 2005

Yo la tengo más grande que vos

Los menorquines tienen un problema, todo lo miden en “lo más grande del mundo”. Creo que el vivir en la isla de Menorca y al lado de la isla de Mallorca les creó un complejo sobre el tamaño de las cosas. El órgano a tubo de la Iglesia, es el órgano más grande del mundo. El puerto de Mahón es él más grande del mundo. Sus caballos se tienen en dos patas más tiempo que cualquier caballo del mundo.
Con respecto al órgano de la iglesia hay una historia interesante. Se dice que este órgano no iba para Menorca. Fue mandado a hacer (y pagado) por otros. Lo trasportaban en barco y este naufragó cerca de la isla. Lo único que pudieron salvar fue, obviamente, el órgano. Los Menorquines se lo quedaron porque interpretaron el naufragio de la siguiente manera: “El naufragio es una señal de Dios. El órgano más grande del mundo ha de quedarse en Menorca, porque así lo quiere Dios”. En fin, el órgano está bien, muy bien, pero el órgano a tubos que yo mismo vi en un monasterio benedictino en Chile es mucho más grande.

Manbru se fue a la guerra...

¿Quién no escuchó esa canción alguna vez?. Bueno, en mi estadía en Menorca yo encontré la génesis de la misma.
A unos cuantos kilómetros de Mahon existe un fuerte construido por los Ingleses en el siglo XVII, cuando la isla era de ellos. Aunque “construido” no es la palabra correcta. El fuerte fue picado en la pierda. Es un fuerte subterráneo que está hundido en la montaña. La entrada es como la de unas catacumbas. Un pasillo circular rodea todo lo que vendría a ser el fuerte en sí mismo. Arriba, sobre la superficie, sólo hay una elevación donde se encontraban los cañones que apuntaban al mar. Muy lindo. El tema es que los ingleses hicieron este fuerte y lo nombraron como comandante. De mucho no les sirvió por que los franceses tomaron la isla, aunque unos años después volvieron los ingleses, para finalmente ser conquistada por los españoles, que la conservan hoy día. Pero el nombre del fuerte nunca se cambió, se llama Malborough. Este nombre no sólo inspiró a una conocida marca de cigarrillos, sino que inspiró a los franceses que en broma inmortalizaron al comandante como Mambrú. Y ese Mambrú se fue a la guerra y no volvió más. Con tanta inspiración que Mambrú trajo los soldados franceses hicieron una canción, mitad de amor, mitad burlándose de la derrota Inglesa, en honor.

sábado, 20 de agosto de 2005

Estoy enamorado

Ella es fina, elegante, aventurera, acogedora. Se llama “Viento” y es un velero increíble. Doble mástil, cinco velas negras, quince metros de eslora, madera lustrada y timón a lo pirata. La conocí en Menorca, en mi ultimo viaje, anclada en el puerto de la Ciudadella. No pude despegarme del puerto. Por la noche disfruté una opípara cena en un restorán allí mismo, a metros de “mi” barca y luego fui de bares en la misma zona. Lástima que sea de otro. Así son todas, cuando uno demuestra interés, se van.
Pero en realidad lo mío no era amor hacia ella, es la obsesión que tengo por lo que ella representa. Siempre tuve, vaya a saber Dios por qué, una secreta afición a los barcos y a navegar, sobretodo a vela. En lo más profundo de mi corazón siempre añore vivir la vida de pirata cojo, con pata de palo y parche en el ojo, el viejo truhán capitán de un barco que lleve por bandera un par de tibias y una calavera.
Desde chiquito ya me fascinaban las historias de piratas. Tenía figuritas y me veía todas las películas que podía. Claro que la mayoría de las películas las pasaban los sábados a la tarde, horario típico de película berreta que nadie ve. Por eso estoy indignado. Toda una vida siendo fanático filibustero, ahora sacan “Piratas del Caribe” y hay miles de “fans” de los barcos a vela. A mi la película me encanta. Pero no es justo que uno se pase toda la infancia jugando a los piratas, construyendo un gigantesco barco a vela en el patio de su casa y ahora cualquiera por dos horas en el cine ya sea “fanático”.

Pero así es el amor, injusto y caprichoso.

martes, 16 de agosto de 2005

Dulces Sueños

Siempre me gustó dormir bajo las estrellas. En mi último viaje a Menorca lo pude hacer durante una semana seguida. Con mi compañero de viaje, Cesar, cada tarde decidíamos donde tirar los sacos de dormir y bajo un cielo despejado, cobijados por las miles de estrellas del firmamento, hacer noche.
Cada noche era en un lugar diferente. Cada mañana una nueva sorpresa. La primer noche, en la playa de seis metros cuadrados donde nos acostamos los dos y nos levantamos cinco. Una pareja de hippies, y otro tipo más, se fueron sumado a nuestro “hotel” durante la noche.
En la segunda noche nos alejamos de la costa y fuimos a una fiesta en un pueblo. Terminamos haciendo noche en las afueras del mismo, en medio de un monte de árboles. Por la experiencia de la primera noche ya sabíamos que el sol del alba era impiadoso. Cesar, haciendo uso de sus dotes de astrónomo, miró a los cielos y dijo “La osa mayor aquella es, por consiguiente el sol por allá salir ha de.” La gente de los pueblos de Asturias habla como Yoda, el enanito verde de Las Guerras de las Galaxias. Es imposible no reírse al oírlo hablar a Cesar. En función de sus conclusiones acampamos a lo que sería la sombra de un muro. A las seis de la mañana el puto sol salió por cualquier lado menos por donde predijo Cesar. Esta vez no se sumó nadie a nuestro campamento. Sin embargo despertamos rodeados de cornudas cabras que nos miraban como quien ve a extraterrestres. Además mostraban especial apetito para con mi mochila.
Digno de mención fue aquel mágico atardecer, todo naranja, tomando unas cervezas en la terraza de un bar, mirando como una suave lluvia caía sobre el mar. Era un momento Kodak, para una postal, que sólo fue arruinado cuando caí en la cuenta de que la dulce lluvia era una flor de tormenta eléctrica y nosotros dormíamos al aire libre. En este tipo de situaciones uno tiene varias soluciones. La solución clásica: dormir en un cajero. La eclesiástica: en una iglesia. La okupa: en una casa vacía. La homeless: bajo algún alero. La viajero: estación de tren o bus. La desesperada: pedir asilo en la comisaria.
En cualquier lugar del mundo una de éstas tenia que funcionar. En esta playa no había comisaria, ni iglesia ni estación de bus ni nada. Únicamente playa, restaurantes en la costa y varios complejos hoteleros. Las casas, todas llenas al ser mes de verano. Luego de ver caer los rayos en el mar y una vez que la tormenta aflojó, nos dedicamos a caminar por la ciudad a ver que podíamos hacer. Encontramos un supermercado abandonado con un perfecto alero. Pero lo mejor fue encontrar la puerta de supermercado abierta. Allí nos instalamos hasta que los haces de luz de una misteriosa linterna nos ahuyentaron. Un poco hartos nos fuimos a dormir a la playa y que fuese lo que Dios quisiese. Y Dios quiso que no llueva más.
La rutina de despertarse era siempre la misma. El sol empezaba a joder desde las seis de la mañana y eso que nos ocultamos bajo lo que según Cesar seguro sería la sombra. A la tercera madrugada empecé a desconfiar de los dotes de astrónomo de Cesar. El asador sol de la una del mediodía nos obligaba a reincorporarnos al mundo de los vivos, y si habíamos hecho noche en una playa, nos dábamos un refrescante chapuzón marino para despabilarnos.
Es que dormir al aire libre es muy desestresante. En los días de verano me subo a la terraza de casa y duermo bajo el cielo de Barcelona. Obviamente el firmamento Menorquín es mucho más imponente. Pero en Barcelona siempre sale alguna que otra estrella, que me cobija y me desea dulces sueños.

domingo, 14 de agosto de 2005

La isla Bonita

Cuando yo era chico no sabia una mierda de inglés (ahora tampoco es que sepa mucho). Por eso me gustaba mucho el tema “La isla bonita”. Era el único tema que yo más o menos podía entender dado que tenía alguna que otra palabra en castellano. El tema hablaba de una paradisiaca y maravillosa isla en España. Y para esa isla me fui a pasar unos días.
Con Cesar, un amigo asturiano, un buen día de agosto llegamos al Puerto de Mahón, en la Isla de Menorca. Mahon es una ciudad linda, pero sin mucho más que eso. Lo impresionante es verla desde el mar. El barco se va adentrando en la isla por un canal de varios kilómetros y al final del canal se levanta imponente, sobre la ladera del barranco, la ciudad de Mahón.
Una vez que bajamos del barco y después de un buen desayuno nos dimos a la tarea de pasear por la ciudad. Encontramos la catedral, en donde nos deleitamos con un mini concierto de J.S. Bach en un órgano a tubos. Por la noche partimos a un pueblo cercano, Cala Fonts, lugar que nos recomendaron para irnos de bares y lugar de veraneo de poderosos millonarios. Para allá fuimos, dos crotos, con la mochila al hombro. Tomamos unas cervezas y preguntamos en el lugar más V.I.P. de la isla dónde había una playa para poder dormir.
La rutina diaria consistía en despertarnos cuando el sol calentaba ya demasiado, aprovisionamos de fruta, nuestra principal fuente de comida, y pasear por diferentes lugares de la isla, que es bastante chica, pero su infraestructura de transportes es sin embargo muy mala. Por las noches íbamos de bar en bar tomando cerveza, nuestra principal fuente de bebida y de madrugada buscábamos un lugar donde tirar los sacos y dormir.
Fue así como llegamos a la otra ciudad importante de Menorca: Ciudadella. Es increíble, una típica ciudad mediterránea con varios siglos de historia, con sus callejuelas, sus casas antiquísimas, sus fortificaciones y su puerto. Nos pasamos todo el día paseando por la ciudad y por la noche, cena en el puerto y más bares.
En uno de esos bares Cesar le invita una cerveza a un borracho que estaba allí. Ese borracho es el típico tonto de la clase que no tiene amigos. No tiene amigos, pero resultó ser que tenia el bar, era el dueño. A partir de esa cerveza el resto de la noche invitó la casa. Lástima que en la invitación no viniese incluida la camarera.
En Menorca es mejor no depender del transporte público, así que alquilar una bicicleta e ir a los lugares cercanos no es una mala opción. Eso hicimos y nos fuimos a lo que nos aseguraron seria una playa espectacular. Lo era. El agua de mar en Menorca es increíblemente transparente. Con más de 4 metros de profundidad se ven las rocas del fondo con una claridad impecable.
La última noche de nuestro viaje estábamos en Ciudadella y nuestro barco zarpaba desde Mahón. Dos caminos se extendían bajo nuestros pies: partir para Mahón en él ultimo bus de la noche o bien partir en el primero de la mañana siguiente. Partir en él ultimo bus de la noche implicaba que teníamos que dejar la bonita Cuidadella antes de lo querido. Partir en el primero de la mañana era una hazaña imposible porque nos teníamos que despertar a las siete. Así que decidimos hacer la más prudente: quedarnos en Ciudadella despiertos toda la noche y partir en el primer bus de la mañana. Como la noche iba a ser larga y el presupuesto corto, decidimos volver al bar donde Cesar se hizo amigo del dueño, donde una vez que agotamos todo nuestro efectivo, la hermosa camarera nos siguió sirviendo. Allí nos encontró la madrugada, y luego el sol. A la hora señalada partimos hacia la parada de bus, de allí a Mahón, al puerto, al barco y a Barcelona.
Menorca es alucinante, con sus fiestas populares, sus puertos y sus barcos, sus playas y su fuerte escondido. Ya me dedicare más tiempo a escribir sobre cada una de esas cosas. El viaje fue increíble. Los lugares hermosos, las fiestas buenísimas, la compañía de Cesar sin duda fue ideal para este viaje y espero que para muchos otros. Y la isla, aunque después me enteré que Madonna pensó en otra cuando compuso su tema, es sin duda La Isla Bonita.

lunes, 30 de mayo de 2005

Feliz Cumpleaños

25 años, la gran puta. Eso si que es heavy. Un cuarto de siglo. Mierda. 28 de Mayo de 2005. Hemos llegado a la mitad del año, que a su vez, es el año que marca la mitad de la década. Década curiosa si las hay ya que es la primera del siglo así como también del milenio. Allá por los noventa uno escuchaba a Baglietto decir “que el hombre de hoy es el padre del mono del año 2000” y pensaba: qué loco lo del año 2000, qué loco cuando llegue. Y no sólo llegó, sino que se fue hace cinco años. Y así como el 2000 no trajo Apocalipsis evangélico ni caos informático, este 28 de mayo no trajo pastel con velitas ni grandes regalos, pero sí el afecto de un montón de personas de ambos lados del charco, unos que me hacen sentir amado aunque no esté en mi hogar y otros que me hacen sentir como si estuviera en mi hogar.
Ahora tengo 25 años, la cosa se pone seria. Hace un año escribía que me quedaba un año más y después empezaba la cuesta abajo. Esto significa que ya no entro en la categoría de adolescente según la define la ONU, sino que ahora soy un joven adúltero, digo adulto. A-DUL-TO. Que mal suena, por Dios. Significa también que ya no tengo pasajes de avión más baratos o que no puedo obtener descuentos en el cine por ser joven. También implica que me quedan únicamente 5 años más para llegar al millón de dólares y poder jubilarme tranquilo a los treinta. Es en estas fechas cuando uno se pone reflexivo y mira hacia atrás, proyectándose para adelante. Muchas preguntas surgen en estas fechas:
¿Qué quiero hacer de mi vida?
¿Cómo lo consigo?
¿Dónde esta Yabran?
¿Quién soy?
¿Por qué Sibarita es tan rica?
¿Llego Britney Spears virgen al matrimonio?
¿Por qué el Windows XP no me anda?
¿Dónde está mi verdadero yo?
¿Salgo con el paraguas o no?
¿Dónde mierda queda Kamchatka?
¿Catalunya es o no una nación?<
¿Si un árbol cae en el bosque y no hay nadie para oírlo, hace ruido?
Y si hay alguien en el bosque pero el árbol le cae en la cabeza y lo deja inconsciente, ¿hace ruido?
Todas estas preguntas sin respuestas entran a pasar por la cabeza como un caótico montaje de imágenes. Imágenes de 25 años de vida que se acumulan en algún lugar escondido en la memoria. La verdad es que cumplir 25 años me hizo poner mi vida en perspectiva y fijarme ciertos objetivos. Objetivos que todos nos proponemos en el día de nuestro cumpleaños o la noche de año nuevo, pero esta vez con verdaderas ganas de cumplirlos.

lunes, 25 de abril de 2005

Haber Ñus Papa...

Mientras por Roma se le daba la extremaunción al ex Papa yo inicié mi etapa de homeless en Barcelona. El 31 de marzo tenia que dejar el piso donde vivía y hasta el 6 de abril no podía entrar en el nuevo. Con una mochila al hombro como única pertenencia, al el estilo de David Banner alias el increíble Hulk salí a la calle a enfrentar esta situación. El problema de donde dormir me di cuenta que no era tan difícil como yo creía. Una noche en lo de un amigo, otra de farra, otra en lo de alguna amiguilla y así se van pasando las noches. El problema resultó ser el día. No tenía una mierda que hacer. Sin libro que leer, sin trabajo en qué ocupar mi tiempo, sin casa donde larvear, con todos mis amigos trabajando, sin un puto duro en el bolsillo para ir al cine. Y para colmo el tiempo horrible.
El primer día me desperté al mediodía (hora en la que se suelen levantar mis amigos para ir a trabajar) y salí a la calle. A las dos cuadras de metí en el FNAC. Esto es un shopping mega grande dedicado a libros, DVD y tecnología. Luego de leer un buen rato, visualizar Spiderman 2, Los Increibles, y una y otra vez la loopeada secuencia de la pelea de los clones de Matrix 2 (qué buena escena) se hizo de noche y me fui a la casa de turno donde me tocaba dormir. Los días más lindos me iba al parque y practicaba malabares. Eso hice el sábado 2 y, mientras el alma de Juan Pablo II se elevaba dejando esta tierra, yo me esforzaba para que las tres pelotitas de tenis rellenas de arroz se elevaran de mis manos con algo de gracia.
Como suele ocurrir los días fueron pasando. Finalmente llegó el 6 de abril y me pude mudar a mi nueva casa. Recolectar mis cosas y llevarlas al piso fue un tema que ocupó toda una tarde. Varios pares de manos prestadas pedí para que me ayuden en esta tarea, pero muchos más pares de manos en ese momento se juntaban en Roma para darle el ultimo adiós al Papa. Según dicen los noticieros dos millones de jóvenes españoles fueron hasta Roma a despedirse. Yo me pregunto ¿Toda esa gente no tiene nada mejor que hacer? Hay dos millones de personas menores de treinta que no estudian ni trabajan y se pueden tomar un micro durante veinticuatro horas. No es por criticar, pero si se hubiese muerto en vacaciones sería más entendible. Se murió a mitad de semana y a fin del año fiscal. ¿Tanta gente está al pedo? Se ve que la fe mueve montañas, pero no mueve los parciales ni los días. Si el 6 de abril cae en miércoles no se pasa a sábado para que la gente no trabaje.
Mi nueva casa es hermosa. Es gigante y muy luminosa, algo casi imposible en el barrio gótico de Barcelona. Está viejita y bastante venida a menos, por eso mientras se armaba el cónclave Papal en Roma en Barcelona yo buscaba maderas en la basura para armar sus muebles. O al día siguiente, mientras el humo negro inundaba los cielos Romanos, yo me ponía negro de tanta roña sacada de mi habitación. Influenciados por vaya a saber Dios qué yerbas raras, al día siguiente nos encontramos con fumata blanca, un nuevo Papa había surgido.
Cuando yo era chico era bastante fanático en un dibujito japonés llamado Mazinger Z. Como resurgido de las cenizas ese súper héroe robótico se encarna ahora en Ratzinger Z el súper Papa que ha llegado para re-evangelizar Europa (o sea echar a los musulmanes). Para demostrar que no es un ultraconservador, quería romper con la tradición de llevar el número después del nombre, él quería invertir el orden y llamarse, por ejemplo, Tercer Reich. También había pensado El Führer Segundo, pero estos nombres no eran muy marketineros, decidió el departamento de estudios de mercado del Vaticano. Finalmente opto por Adic... digo Benedicto XVI. Benedicto, nombre que también tuvo el Papa que apoyó la primera guerra mundial ¿Se está preparando la iglesia para apoyar la tercera?.
Esperemos que no sea tan malo como parece, pero preparémonos para que sea así. Como dice un gran sabio amigo mío “Piensa mal y acertarás”. Y hablando de eso, hace muchos años atrás mi abuela me dijo algo acerca de que el próximo Papa era el anticristo o algo así.
Bueno, habrá que darle una oportunidad. Tampoco lo vamos a llamar el Papa nazi sólo por que es ultraconservador, además de ultraderechista, sin olvidar que fue oficial de la brigada antiaérea del ejército alemán en la segunda guerra mundial y además formó activa parte de las juventudes Hitlerianas.

jueves, 10 de marzo de 2005

La odisea

En mi vida había hecho esto de buscar piso para vivir. La primera vez que vine a Barcelona me alojé en la casa de un amigo, en una habitación que había libre. Ahora ese espacio está ocupado y tengo que encontrar otra habitación para alquilar. Al segundo día de buscar me di cuenta que lo de la búsqueda de piso era bastante más complicado de lo que yo suponía. Yo estaba básicamente buscando una habitación amplia, luminosa, donde me entre una cama grande, un escritorio donde escribir tranquilo (no como ahora), en un piso donde viva gente con buena onda, que tenga Internet, y que sea céntrico, además de económico. Al parecer eso es imposible, así que ya resigné lo de que sea económico. Pero no sólo son caros, son una mierda. He visto cada pocilga, Dios mío:
  • Un depto que lo “remodelaron” de forma tal que tuviera más habitaciones para alquilar. Transformaron el baño en una habitación. Como se necesita tener baño en una casa lo pusieron en lo que antes era un mueble empotrado en la pared. No un gran mueble, un mueble de mierda, de dos cuerpos. Si te sentabas en el inodoro y te chocabas la cabeza con la bacha, porque estaba justo arriba, un desastre.
  • Un piso donde las habitaciones estaban divididas por una cortina, era como una gran nada cuadrada y en lugar de hacer un super loft mandaron cortinas e hicieron como seis cuartos.
  • Infinidad de pisos donde las habitaciones son interiores, esto significa que no tienen ventanas. Sólo cuatro paredes con una puerta.
  • Uno que es un sótano remedado. Abrís la puerta y te encontrás con una escalera. Obviamente no tiene luz. Además es pronto para que me mude “a dos metros bajo tierra”
  • Otros tantos deptos estilo “chorizo”. Para llegar a una habitación tenés que pasar por otras dos.
La búsqueda es larga y agotadora, pero me divierto bastante con el tema del “casting” que te suelen hacer los otros habitantes del departamento a ver si la caés bien. Como los pisos que veo no me interesan aprovecho esta ocasión para perfeccionar mis dotes de mediocre actor (o genial mentiroso) inventándome historias pasadas. Que viví 6 años en la india. Que periodista. Hasta que programador de una empresa petrolera a la cual renuncié porque me querían trasladar a algún sitio conflictivo de oriente medio.
Por ahora estoy bien donde estoy, pero me tengo que ir a fin de mes y voy a tener que encontrar algo si o si. Miro Barcelona y veo la tierra donde floreció Gaudi, la cuna del modernismo arquitectónico ¿Dónde estaban estos arquitectos mientras se construían esos edificios? O más importante: ¿Donde mierda están los edificios aptos para la vida humana?

sábado, 26 de febrero de 2005

Barcelona Again

Estar de vuelta en Barcelona es muy bizarro, al menos para mí. Sentí como si volviese a una ciudad después de años de no estar allí, aunque no llegaron a ser tres meses. Paseé por la ciudad maravillándome al ver las cosas que siguen igual y asombrándome de los pequeños detalles que cambiaron. Pero si estar otra vez en Barcelona es bizarro el clima lo es aun más. Nunca había estado en Barcelona en esta época del año. La verdad es que hace mucho frío. Además las calles están más vacías, sin todos los turistas que no saben una mierda y se pasean por las ramblas con sombrero mexicano (total todos hablan español) y una remera con un toro (símbolo de España que los Catalanes odian). Pero volviendo a lo importante: el clima me descoloca completamente. Hace unos días salgo a ver algunas habitaciones a las once de la matina y estaba nevado. No les puedo decir el frío que pasé yo esa madrugada. Es que el shock térmico es mucho peor que el jet lag. Cuatro días atrás yo estaba en remeras y bermudas con 35ºC a la sombra.
Este frío te paraliza. Te congela las ideas. Es ideal para quedarse en la cama todo el día. Lujo que no me puedo dar. Ahora me toca encontrar casa, trabajo. En fin, empezar de nuevo.

domingo, 20 de febrero de 2005

Vuelvo a partir

Unos se cree que las mató el tiempo y la ausencia
Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta
Son aquellas pequeñas cosas
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón, en un papel o en un cajón
Como un ladrón te acechan detrás de la puerta
Te tienen tan a su merced como hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve...

J. M. Serrat
Una vez, tiempo atrás, mi Big Brother (bastante más humano que el de Orwell) me dijo una cosa que con el correr del último año y mi última estadía en Buenos Aires comprobé en carne propia. Esto es, ahora en mis palabras, más o menos así: Uno se puede preparar para extrañar a las personas, a los afectos, a los amigos, pero le es imposible prepararse para extrañar aquellas pequeñas cosas que uno ni sabe que va a extrañar.
Por ejemplo, uno puede prepararse para extrañar sanamente a su padre, pero no se prepara para extrañar sus mates o las tostadas quemadas que hace por la mañana. Se puede preparar para extrañar su tierra, pero le es imposible hacerlo para una tarde al sol en el patio de su casa.
A ver si me explico mejor: Uno se prepara para extrañar a entes abstractos. Uno se prepara para extrañar a “Los amigos”, pero “Los amigos” están con uno, lo que no está son las charlas que se mantiene con ellos, o el tiempo que se comparte juntos. “La vieja” siempre está, siempre. Lo que falta son sus milanesas de la rotiseria del Coto calentadas al horno con un poco de jamón, queso y salsa de tomate arriba.
Hay miles de detalles que uno no sabe que extraña hasta que vuelve. Por eso que una segunda partida es mucho más difícil que la primera, mucho más triste, porque uno es mucho más conciente de las cosas que va a dejar atrás, y que es imposible no extrañar.