viernes, 21 de octubre de 2005

El paraíso en Europa

Asturias, si yo pudiera
si yo supiera cantarte.
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy hombre del Sur:
Polvo, sol, fatiga y hambre
hambre de pan y horizontes
¡Hambre!
Yo soy un hombre del sur, del sur del mundo. Con el alma cargada de un hambre, hambre de nuevos horizontes. El mismo hambre motivó al poeta del sur de España a viajar por su país. De igual manera, el poeta y yo, nos hemos enamorado de Asturias. Claro que él lo escribió mucho mejor que yo, dado su condición de poeta y que al fin y al cabo yo no soy más que un náufrago en una sopa de letras.
Por la noche, en medio de una tormenta, llegamos a la casa rural que sería nuestra morada. La casa es de la madre de Luis, gran tipo que además de ser amigo en ocasiones es mi jefe. Esta enclavada en un verde valle entre dos montañas, un lugar hermoso. De estilo rural, muy antigua pero puesta a nuevo, con exquisitos detalles de decoración y un finísimo buen gusto. Cada uno de los viajantes tenía su hermosa habitación, por demás amplia y con baño privado. Al despertarme, pasado el mediodía, desde mi ventana veía a los picos de Europa todos nevados. Increíble. Los tres días en esta morada transcurrieron paciblemente*. Charlas o juegos hasta altas horas de la madrugada, tardes de paseo por el valle o las montañas o los lagos de la zona. Y mucha comida. La madre de Luis, como buena Asturiana, es de esas que cocina porotos con chorizo, panceta, morcilla, grasa de chancho y carne de ciervo. Además es de esas madrazas que se ofende profundamente si uno no se come tres platos.
El sábado por la tarde arribamos a Oviedo, capital del Principado de Asturias. Si se tiene que describir a Oviedo con una palabra, esa es limpia. En mi vida estuve en una ciudad tan limpia. Yo creí que era por la inminente entrega de los Premios Príncipe de Asturias, que este año le tocó a Fernando Alonso, pero siempre es así de limpia. Además está llena de esculturas y estatuas por todos lados. La parte antigua de la ciudad es amplia y luminosa, cosa increíble.
Por todos es sabido: los asturianos tienen cierta simpática predilección por el alcohol. Eso que no es más que una forma fina de decir que son unos borrachos trae consecuencias en su gastronomía. En tierra asturiana hay muchas manzanas. Que iban a hacer con tantas manzanas ¿Compotas? No. Se hace sidra. Tanta se produce que es el producto típico de Asturias. Como todo producto típico, tiene rituales atípicos. El caso de la sidra es la escalada, estocada, esplatada o algo así. El ritual consiste en que el cantinero toma con su mano derecha la botella y la levanta lo más alto que puede. A su vez, con la mano izquierda toma el vaso y lo lleva lo más abajo posible. En esa postura inclina la botella y la sidra sale de la botella, cae por el aire “oxigenándose” durante un metro y medio y entra en el vaso, llenándolo unos tres dedos. Todo esto lo hace el cantinero sin mirar. Pero eso no es todo. Uno toma el vaso de la mano del cantinero. Lo bebe de un sorbo, dejando un poquito de sidra que inmediatamente tira al suelo por el mismo lado del vaso por el que bebió. Esto se hace para limpiar la baba que uno deja en el borde del vaso, porque todo el grupo bebe del mismo. Con lo cual uno siempre tiene que tener un cantinero al lado. Esta costumbre de tirar un poco de sidra al piso, sumado a que los cantineros casi siempre fallan al servirla, hace que en el suelo de las sidrerías haya una milimétrica capa de sidra. Esto causa esa desagradable sensación al caminar, de que las suelas se pegan al piso. Y es por lo mismo que no se recomienda ir a las sidrerías con polleras largas, vaqueros a lo skater o trajes de novia con cola.
El olor del mar, el verde de los valles, las montañas nevadas, las largas horas de sueño, las fiestas, los dulces vinos y la buena comida. Asturias es simplemente hermosa. Volveré. Tierra que me dejó miles de aromas, hermosos recuerdos. Y varios kilos de más.

*Paciblemente: Esta palabra me la inventé yo porque suena bien. Significa lo mismo que Apaciblemente, que la verdad suena medio raro.

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