jueves, 12 de marzo de 2009

Okupa

Capítulo Final
Suma de planes, suma de fracasos

Plan A: Llegar a Londres y encontrar una linda casa Okupa donde quedarme los tres meses que estaría en esta ciudad. La primer parte funciono, pero gracias a la tendencia dictatorial de mi compañero de vivienda me vi sin lugar donde quedarme prematuramente. Después de un acalorado intercambio de opiniones en el cual me dio un plazo de tres días para irme, tuvimos una nueva conversación, sentados y más calmados. En esta charla más civilizada acordamos que yo dejaría la vivienda en un plazo de dos semanas. Plan A: Fracaso.
Plan B: Yo ya lo había activado desde antes de que se pudra todo en mi morada. El mismo consistía en abrir mi propia casa okupa. Solo es muy difícil y por eso lo iba a hacer con unos estudiantes de sociología que conocí por medio de un centro social. Ellos ya vivían en una casa Okupa, donde hay tres habitaciones y siete personas. No tenían mucho espacio para ellos, menos para mi. El tema es que en esta casa ya tenían aviso de desalojo y la idea era abrir otras dos donde todos nos pudiéramos instalar más cómodamente. Pero el Juez entendió que la casa que okupan esta mejor con ellos dentro que vacía. Extendió el plazo de desalojo seis meses, con lo cual la idea de okupar otro lugar se diluyo. Plan B: Fracaso.
Plan C: Dado que no solo yo fui echado de la casa, sino también Aaron, mi otro compañero de piso, surgió la idea de okupar algo juntos. Tratando de superar la falta de experiencia que ambos teníamos en la materia, así como la carencia de herramientas o la falta de tiempo para resistir en el lugar la primer semana decidimos buscar un lugar que okupar. Un sábado por la tarde me junté con Aaron porque me quería mostrar un lugar que había visto. Fue así que me apersone frente a un palacio aristocrático de más de tres siglos, luego devenido en hospital psiquiátrico y posteriormente abandonado. "Si vamos a okupar lo hacemos a lo grande" dijo Aaron. No es un mal pensamiento, pero el edificio estaba custodiado por una decena de cámaras y las puertas como las ventanas estaban tapiadas. Osea que el edifico es como un bunker anti asalto. Entrar al Pentágono debe ser más fácil que en él. Fue así como me di cuenta que nuestras posibilidades reales de okupar no eran compatibles con los sueños de grandeza de Aaron. Plan C: Fracaso
Plan D: Dejarme de joder con el asunto de los okupas y pagar una habitación. Esto que tendría que ser sumamente fácil no lo es. Yo me voy a ausentar de Londres durante un mes y no estoy en la posición económica de pagar una habitación si no estoy en ella. Me puse a buscar un lugar sólo por unas semanas. Al parecer nadie quiere alquilar una habitación por tan corto tiempo. Todos quieren a alguien cuya estadía sea más larga. Finalmente encontré una habitación por poco tiempo y a un precio razonable. Un miércoles dejaba la casa okupa y el lunes siguiente me podía mudar a la nueva casa. Los días intermedios me instale en lo de mi amiga Natalia. El problema fue que el lunes de mi mudanza nevó como hacia veinte años no nevaba en Londres, todos los transportes se pararon y me fue imposible mudarme. El martes, miércoles, jueves y viernes yo tenía un horario de trabajo que promediaba en entrar a las once de la mañana y salir a las once de la noche. Por lo cual decidí dejar la mudanza para el próximo fin de semana. El siguiente fin de semana cuando llamé para coordinar mi mudanza resultó que la habitación se la habían alquilado a otra persona. Plan D: Fracaso.
Habiendo fracasado tan reiteradamente y en tantos frentes, finalmente decidí quedarme en la casa de Natalia hasta mi vuelo a Barcelona, exceptuando los últimos cinco días que al departamento de Natalia llegaron visitas desde España y Francia. Cinco días que me pase en la casa okupa de los estudiantes de sociología españoles. Pero a pesar de lo que digan los hechos yo no siento como que he fracasado. Viví en Londres. Sobreviví a Londres. Estuve tres meses en esta ciudad. Viví con amigos, conocidos, extraños, esquizofrénicos y con un loco dictador seudo ecologista. He acumulado anécdotas e historias a lo grande, me he divertido mucho y he sumado más experiencias que, vistas en retrospectiva, me han enriquecido. Veremos qué me depara el destino en cuanto a vivienda se trata el mes que viene, cuando vuelva a instalarme en Londres.