domingo, 29 de octubre de 2006

Preguntas Irresolubles

De vez en cuando se tienen unos momentos en los que se plantean preguntas que no son de fácil respuesta. El otro día yo tuve uno de esos. Estaba en Tulum, tirado en la blanca arena y mirando el verde mar. De pronto se prendió en mi mente ¿Por qué el mar es verde y no azul? A lo que siguió la pregunta ¿Por qué el mar es azul?
Cuando indagué, esto me dijeron: "El mar es azul porque es el reflejo del cielo", a lo que repregunté "¿Por qué el cielo es azul?" "Porque es el reflejo del mar"
La aplastante lógica de mi interlocutor me dejó sin palabras... así que por favor contéstenme ¿Por qué el mar es azul? y luego ¿Por qué en el Caribe es verde? Por favor, no me contesten "Porque Dios así lo quiso", como hizo una chica Belga.
Para los listillos que creen que se las saben todas, otra pregunta: ¿Por qué acá la arena no quema los pies? Son las tres de la tarde, hay un sol que raja la tierra y la arena permanece impoluta, uno camina descalzo y no se quema.
Cosa de Mandinga.

Quieren saber...

¿Quieren saber por que no estoy sentado en la palapa? (Esa construcción de cañas y hojas de palmera)
Porque estoy sacando la foto, pero treinta segundos antes y treinta después lo estaba. Y quince minutos antes y quince minutos después, estaba en el mar.

Eso fue en Isla Mujeres, un paraíso.

Far west

Toda mi vida llevé con orgullo el hecho de haber nacido y vivido en Morón, zona oeste, provincia de Buenos Aires. Por un lado porque no soy porteño, gente que por lo general no me cae muy bien en la primera impresión. Por el otro, porque conozco otra realidad que no es la de la capital (tuve una novia que nunca había salido de la capital, excepto para ir a la casa de lujo de su prima en San Isidro).
Pero siempre tuve que soportar burlas por lo siguiente:
  • Que vivía en el Far West y los indios me tiraban con piedras y flechas cuando el tren pasaba. (Piedras alguna vez sí he recibido, pero flechas nunca).
  • Que por ser nativo de Morón era demorón en el pensamiento.
  • Los más políglotas me decían que "moron" en inglés es idiota.
Bueno, para cerrales la boca a todos esos individuos, les dejo otra razón más para estar orgullosos de ser de Morón. Miren lo que dice al pie la foto del Che cuando tenía uno o dos años. La foto no se ve muy bien por el doble vidreo, pero igual se llega a leer. Hagan click en la foto para verla más grande.

miércoles, 25 de octubre de 2006

Isla Mujeres....

Ya sali de Cuba, la hermosa llave del golfo, según algunos o la cárcel flotante, según otros. Volé de La Habana a Cancún, México, pero mucho no me quedé porque no me gustó, así que a las tres horas me tomé un barco y desembarqué en Isla Mujeres.
Ese nombre, que inspira muchas fantasías, nadie sabe bien a qué viene. Una versión dice que se debe a que había un montón de estatuas de una diosa maya, de hecho en la punta sur hay un templo en su honor. O mejor dicho había, ya que lo que queda son las ruinas de las ruinas de templo. En el 1998 pasó un huracán y sólo dejo siete piedras tiradas una arriba de la otra que pueden haber sido un templo a la diosa como pueden haber sido unas piedras que dejó la marea.
La otra versión sobre el origen del nombre de la isla es que la misma se pobló de mujeres que venían a ganarse la vida ofreciéndole sus favores a los piratas que por el mar caribe navegaban.
Sea como sea, la isla es un lugar muy lindo. Tiene una sola playa que vale la pena, agua mansa, verde turquesa. Arena blanca y fina. Palmeras. Muy caribeño. En el Hostal donde estoy hay un bar sobre la playa y todas las noches fiesta y tequilazos. Por el día mar, alquiler de bici y pasear por la isla, que apenas tiene ocho km por dos km. Anoche, después de los tequilas, con un grupo de gente nos fuimos a bañar al mar y al salir descubrimos que nos habían robado todo. Así que me quedé sin una remera, sin toalla y lo peor, sin mis hermosas sandalias, con plantilla ortopédica incluida. Al menos no nos bañamos en pelotas. Se me olvidó que esto no es Cuba y que acá se roba mucho.
Hay algo muy curioso en la isla: casi no hay autos y la mayoría de la gente se mueve en carritos de golf. Esos chiquitos, blancos, que se usan en los campos de golf para que los ricos no gasten la suelas de sus zapatos. Son una plaga. Como no tiene claxon le ponen las de las bicicletas. Es por eso que si uno va caminado por la calle y escucha el toque de una bocina, no sabe si es que viene una bicicleta o un carrito de golf con treinta mexicanos dentro, embebidos en tequila a las dos de la tarde.
En fin, la isla es un paraíso, pero las fantasías que puede inspirar el nombre, en la práctica no se materializan. Mujeres... en pural, no.

Mini Tour por Cuba

Cuba es un encanto. Llegué por la noche al aeropuerto Jose Marti y después de regatear con varios taxistas el precio del viaje, me apersoné en la casa de Tere y su hija Mara, la gente amiga que me alojaba gratuitamente en La Habana. Gente muy amable, que yo tuve la oportunidad de conocer en Argentina por el que ex marido de Tere y su otra hija viven allá. Antes que a mi Tere y su flia dieron alojamiento a mis padres y a mis hermanos cuando ellos fueron para Cuba, así como también a varios amigos de mi familia.
En Cuba hay una enorme epidemia de dengue, Mara estaba en cama y había pasado los últimos tres días con fiebre. Como la salud de Mara todavía estaba complicada, con Auri, mi amiga española que me acompañó en la travesía por Cuba, decidimos irnos hacia el interior. Viajar en Cuba es una experiencia extraordinaria. El azar nos hizo llegar a Las Tunas, localidad debe su nombre a esos frutos tan ricos como peligrosos porque nacen de un tipo muy espinudo de cactus. Las Tunas es la localidad de las esculturas. Por todos lados hay esculturas gigantes, casi en cada esquina. Llegamos el domingo en medio de la feria rural de la ciudad (o mejor dicho del pueblo, porque de ciudad Las Tunas no tiene nada). Gran fiesta con cerveza casera a 5 pesos (0,25 euros) el litro, música, hermosas mulatas, y buena gente. Nos hicimos amigos de un tipo que trabajaba en la parte de cultura del gobierno y pasamos una noche hermosa.
Dos días estuvimos en las Tunas y decidimos partir para Guayamo. Pero los trasportes cubanos son como son y terminamos entrada la noche en Holgin. El alojamiento que conseguimos en Holgin era demasiado precario como para estar mucho tiempo y a la mañana siguiente de llegar partimos a Santiago de Cuba.
Santiago en una ciudad linda, con un puerto súper importante, una Catedral y no mucho más. Ideal para llegar un mediodía, pasar sólo una noche y partir a la noche siguiente. Eso es lo que hicimos. De casualidad entramos a un centro cultural y nos enteramos que esa noche había fiesta universitaria y a la fiesta fuimos. Con Auri éramos los únicos dos extranjeros, pero no hubo problema. Lo bueno era que eran estudiantes de economía, y al preguntar que estudiaban de economía en un país socialista una chica me respondió "lo mismo que en todo el mundo, pero con la visión marxista".
Después de la fiesta estuvimos todo el día paseando y por la noche partimos pasa Camaguey. Allí nos esperaba un abogado amigo de mi familia y pasamos tres hermosos días. Fue interesante, porque pudimos hablar mucho de política (en Cuba nadie habla a menos que estés en mucha mucha confianza) y tener la visión de gente ideológicamente de acuerdo con el régimen y a la vez muy critica. Eso es lo raro de Cuba, pero es entendible.
Después de Camaguey nos fuimos a Trinidad, cuidad patrimonio de la humanidad. Esto significa que la UNESCO da dinero para que la restauren y la cuiden. Por lo tanto la ciudad está muy restaurada y cuidada. Ciudad de trecientos años, no cambió mucho en ese tiempo, como todo en Cuba. Casas coloniales, iglesia barroca, calles empedradas, muy bonita. Por una tontería en la salud de Auri se hizo imprescindible ir al médico, quien se quedo con todo nuestro dinero. Justo al día siguiente era día festivo y todo estaba cerrado, incluyendo bancos y la única casa de cambio (cajero automático no existe). Así que estuvimos varados todo un día en Trinidad y recién al día siguiente pudimos sacar dinero, pagar el hospedaje en la casa donde nos quedábamos y comprar el pasaje para Santa Clara.
Lo primero que uno piensa en Santa Clara es "acá no hay una mierda que hacer". Y es casi cierto, si no fuera por el Che. Santa Clara tiene el gran valor histórico de ser la primera ciudad que tomó el Comandante Che Guevara cuando Fidel lo ascendió a Comandante. Con la caída de Santa Clara en manos del Che, el dictador del poder en Cuba, Batista, supo que él perdía y ganaba Fidel y se fugó de la isla. En menos de diez días desde la victoria del Che las tropas de la revolución se hacen de la Habana casi sin encontrar resistencia y Fidel toma el poder.
Así que Santa Clara es una ciudad-monumento al Che. Está el mítico tren blindado. Tren militar con veintidós vagones, que traía cuatrocientos ochenta soldados fuertemente armados a las órdenes de Batista, dos metrallas antiaéreas y muchos fusiles. Fue tomado por un grupo de diecinueve hombres en menos de cinco horas gracias al genio estratega militar que resultó ser el Che. También en esta ciudad está el mausoleo del Che. Monumento que levantaron cuando Argentina aceptó la extradición de sus restos y donde hoy descansa finalmente el Comandante Ernesto Che Guevara.
Y de Santa Clara partimos a La habana, pero eso es otra historia.

Fidel

Tiempo atrás, cuando llevaba apenas dos o tres meses en Barcelona, Fidel se tropezó y se quebró algo. Al ver la noticia por TV con un compañero de trabajo yo dije "pobre, ojalá se recupere" y mi compañero me miró con cara rara y dijo "ojalá que se muera el dictador hijo de puta ese". Yo me quedé duro. Nunca en mi vida había escuchado llamar a Fidel dictador. Creo que una parte importante del pueblo argentino lo aprecia bastante. No por nada fue nombrado ciudadano ilustre por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Supongo que es porque en toda latinoamérica estamos económica y culturalmente dominados por Estado Unidos. Cuba no, resiste firmemente. Fidel, en un barquito de mierda, con otros ochenta y un tipos llegó a Cuba del exilio. Armó la revolución y derrocó al dictador Batista, impuesto por yanquilandia y la mafia. Eso es algo muy admirable. Creo que por eso yo siempre defendí a Fidel y a sus ideas. Cuando me propuse ir a Cuba me propuse también saber cuál es la visión sobre Fidel del pueblo cubano.
Esta todo muy mezclado. Es cierto que en Cuba no hay un sólo cubano que pase hambre. Mucho menos alguien que no tenga un techo para dormir. Todos tiene educación gratuita y de calidad. Los médicos cubanos son excelentes y toda la responsabilidad de la salud de los niños recae sobre el estado y no tanto sobre sus padres.
Pero hablando con la gente te das cuanta de que eso no alcanza. Conocí gente que me dijeron que daría la vida por este sistema y sin embargo fueron los que más lo criticaron. Las quejas se basan todas en tres puntos:
  • Tener la libertad de salir y entrar al país cuando quieran. En Cuba hay que pedir una autorización especial y pagar una cantidad imposible de plata para salir.
  • Que se destruya la doble economía y las diferencias sociales que ella causa.
  • Tener una vivienda estéticamente agradable. La mayoría de la gente vive decentemente, pero medio apretados y en casas que no son muy bonitas. Esperan que el gobierno lo solucione.
Cuando uno está en Cuba piensa exactamente lo mismo. Quizá por eso mucha de la gente quiere a Fidel, pero está deseosa de que esas cuestiones se arreglen. La cosa no es tan grave, o al menos eso piensa uno en la superficie. Al investigar un poco mejor se da cuenta de que Cuba es una imagen. La educación esta en decadencia. Muchos de los profesores prefiere trabajar de otra cosa que les reporte más dinero. El gobierno creó un plan especial y en dos años cualquiera es profesor. La educación se fue a la mierda.
La salud es otra imagen. Si hay un montón de hospitales y médicos, pero no tienen ningún recurso. Con decir que no usan jeringas descartables, todavía tienen las de vidrio que hay que esterilizar después de cada uso. Los mejores hospitales están destinados para los extranjeros. Existen dos tipos de farmacia. La de los cubanos y la de los turistas. La farmacia cubana casi no tiene medicamentos. Los cubanos tiene prohibido comprar en la de turistas. Suponiendo que alguien les manda dolares desde afuera no pueden comprar. Se puede pensar que esto es culpa del bloqueo. Cuba no puede comprar medicinas en el mundo. En parte lo es. En parte es por culpa de uno de los errores más grandes del gobierno cubano: Todo lo que tiene, lo tiene que importar. Todo se lo proveía la Madre Rusia. ¿Cómo se explica que Cuba tenga que comprar arroz a Vietnam teniendo kilómetros y kilómetros sin plantar nada?
Todo esto tampoco es tan grave. Faltan cosas, tiene sus defectos. Aunque nadie muere de hambre. Nadie deja de ir a la escuela, aunque su calidad no sea óptima. Nadie duerme en la calle. Nadie está muy mal atendido en lo que es salud pública. Todos estos aspectos están mejor en Cuba que en muchos otros país latinoamericano.
El problema grave es la falta total de derechos civiles. Porque algún hijo de puta quiso salvar su culo le dio a la policía el nombre de una amiga mía. En la calle, a plena luz del día, cuatro tipos la metieron en un auto. La llevaron a una granja abandonada en el medio de la nada y la tuvieron seis horas de interrogatorio. No hubo tortura física, pero si crearon un malestar psicológico increíble. Después revisaron toda la casa entre otros dos policías. Sin un Juez que oficie, sin orden de detención o de allanamiento. Si te encuentran literatura "prohibida", fuiste. En Cuba, según la ley 88, no se puede hablar mal del gobierno.
No se si Fidel es un dictador, pero el estado cubano tiene rasgos dictatoriales. Igualmente lo más importante es lo que Cuba plantea ¿Qué es preferible? Un país donde nadie pase hambre, todos tengan techo, algo de salud y un poco de educación pero el costo sea un estado con el poder para controlar la vida de sus ciudadanos. O una patria donde falte la educación, donde haya desnutrición y pobreza pero se presuponga inocente a los ciudadanos hasta que se demuestre lo contrario. ¿Qué es mejor? Que los medios de comunicación estén manipulados por el gobierno o por corporaciones multimediaticas. No lo sé.
Lo que si sé es que quiero vivir en un lugar donde pueda hacer lo que más amo: Pensar, viajar y escribir.

Cuba no es ese país.
Y es una lástima.

La Habana

La Habana es el nombre de una ciudad preciosa. Llena de encanto, es la capital de Cuba y me fascinó. ¿Por qué me fascino? No lo se. No es diferente a muchas otras ciudades, y a es a la vez tan única como cualquier otra ciudad.
La Habana tiene algo en el aire (aparte del smog). La primera vez que salí a pasear me fui caminando hasta el gran cementerio. Gigante como buen cementerio de una ciudad y casi todo en mármol blanco. Pero lo que más me impacto fueron las calles y los autos que pasaban por ella. Autos de los 40, los 50 y los 60 en su mayoría. Iban esparciendo humo y dejando toda la ciudad impregnada con ese familiar olor a gasolina mal quemada. Eso es lo que me fascinó de la Habana, la familiaridad. Me hizo acordar mucho a esos pueblos o ciudades del interior de Argentina. Lugares en los que, cuando íbamos de vacaciones con mi familia, parábamos a dormir o a reparar el auto.
Así que en los siete u ocho días que estuve en La Habana me dediqué a caminar mucho. Me caminé toda la avenida 5, en el barrio de Miramar, que irónicamente no tiene ningún punto desde donde se vea el mar, a pesar de estar a sus costas. Esto es por que es el barrio de las embajadas y los consulados. Toda la costa esta acaparada por las casas de los embajadores o de empresarios extranjeros. Caminé por el barrio del Vedado. Barrio de topografía cuadriculada, donde todas las calle paralelas al mar tienen por nombre un número impar y aquellas que las cortan llevan números pares o letras. En este barrio está la mítica heladería Coppelia. También se encuentra "La Torre". Es un bar restaurant en el piso 33 del edificio más alto del barrio, desde el cual se ve toda La Habana y el mar.
Pero lo mejor de La Habana es la parte vieja. La ciudad está construida en la desembocadura de un río al mar, sobre la costa oeste del río. Allí se encuentra la parte vieja. Esta parte vieja tiene un doble encanto. Por un lado las casas están hechas mierda, parece que los edificios se caen a pedazos (y algunos lo hacen) pero no por ello es fea, sino mas bien lo contrario. Ver las edificaciones antiguas, a las que hace años nadie les hace el más mínimo arreglo, da la sensación de pasear por una ciudad luego de un bombardeo. El otro encanto que tiene es la parte "restaurada". Con capitales de universidades de arquitectura del extranjero y el oficio del historiador se decide que tal edificio es importante y se lo repara. En realidad todo estos trabajos se hacen pensando en el turista. Así fue como pusieron modernos adoquines en las calles y repararon la fachadas de todas las casas de varias calles céntricas. Cuando uno camina por allí sabe que eso no es La Habana real, sino el decorado puesto para el turista, pero no por ello es menos hermoso.
Del otro lado de la bahía se encuentra El Morro, antiguo fuerte militar llenos de cañones, que defendía a la Habana del ataque de enemigos o de piratas. Hoy, como desde hace 350 años, a las 21:00hs, se hace una ceremonia muy bonita de disparo de un cañonazo. En la antigüedad su ruido indicaba que se debían cerrar las puertas de la muralla que contenían a la ciudad. Hoy se hace por tradición y atracción a los turistas.
En definitiva, La Habana es una increíble ciudad. Recomiendo que visiten antes de que la conviertan en un parque de atracción turística.

Business are Business

La economía en Cuba es muy rara. Antes de la caída del bloque soviético Cuba tenia todo lo que necesitaba y más, porque ellos se lo regalaban. Ahora la cosa cambió. En principio hay dos monedas, el peso convertible, uno a uno con el dolar, y el peso moneda nacional, veinticinco a uno con el dolar.
Con la doble moneda hay una doble mercado. Tiendas y productos que sólo se pueden comprar en dolar cubano por un lado. Almacenes y bodegas donde se compra en moneda nacional por el otro. Con el doble mercado hay una doble economía. Están los que acceden a dolar trabajando en turismo, hostelería o porque se los mandan de afuera. Están los que viven del sueldo estatal, que en promedio equivale entre quince y treinta dólares al mes. Los que tiene dolares pueden acceder a productos y servicios a los que no acceden los que no tienen dólares. La comida que te proporciona el estado a través de la libreta de racionamiento, que es buena, sana y variada, pero alcanza hasta el quince de cada mes. La otra mitad del mes hay que comprar comida en las tiendas de precio dolar. El litro de aceite cuesta dos dólares.
A pesar de eso en Cuba nadie pasa hambre. No porque lo que les de el estado alcance, sino porque todos consiguen dolares de alguna manera. Esto crea un fenómeno curioso: Nadie vive de su trabajo en el estado. Los pocos que lo hacen, lo hacen por elección, porque creen firmemente en los ideales revolucionarios. Sino todo el mundo tiene negocios por acá y por allá. Negocios a espaldas de la ley. El de la bodega de racionamiento altera la balanza y se queda con un poco de arroz o frijoles. Luego los vende en la "bolsa negra", como se le llama al infinito mercado ilegal. Sino alguien consigue un poco de ropa y la vende. Las amas de casa hacen pastelitos y se los venden a sus vecinos. Todo esto es ilegal. Todo el mundo lo hace. Hasta el más revolucionario, se busca la vida por la izquierda. Lo cual crea un ambiente donde la ley importe poco.
La doble economía creó más desigualdad social. Vi una heladería que tenían dos cajas. Una en dolares cubanos y otra en moneda nacional. El cubano que paga con convertibles tiene los mismos helados que en cualquier parte del mundo. El cubano que paga en moneda nacional tiene un único sabor y un helado de mucha peor calidad. En los países capitalistas el que tiene más dinero puede acceder a más servicios. En Cuba no se trata de tener más o menos del MISMO dinero. Es tener o no tener el dinero que sirve.

Otro deporte nacional cubano

Cuando le preguntás a un cubano ¿Cómo esta? ¿Qué tal le va? o ese tipo de cosas, responde con la frase de cabecera de todo cubano: "En la lucha". Ese es el otro deporte nacional en Cuba: La lucha diaria de llegar a fin del día. Nadie se muere de hambre. Todos tienen una cama donde dormir. Pero todo en Cuba es una lucha.
Otra frase de cabecera: "No es fácil". Ambas frases conforman el vocabulario básico del cubano. Que se te pasó el arroz: No es fácil. Que internaron a tu tío un un neuropsiquiátrico: No es fácil. Que te olvidaste de comprar ajo y tenés que volver a la tienda: No es fácil. Que la policía especial se lleva a tu hija seis horas de interrogatorio: No es Fácil.
Nada es fácil en cuba. Bueno, las mujeres si lo son, pero ese es otro tema.

Time is NOT money

En Cuba el tiempo no tiene valor. No es una mercancía. La gente puede estar apurada algunas veces, pero no siempre. Al no tener valor, no importa malgastarlo. De hecho no se puede mal gastar el tiempo, porque el tiempo no se gasta (bien o mal). Simplemente pasa. Como no se puede gastar el tiempo todo funciona como el culo, pero a nadie le importa. Les da lo mismo esperar cinco minutos que una hora para algo. Pero no es que estén resignados y acostumbrados, es que en su mentalidad no entra el concepto de gastar el tiempo, ni propio ni ajeno. Es por esa razón que no es de extrañarse que te hagan esperar por las cosas mas ridículas. La cajera de una tienda puede estar hablando con su novio por teléfono y hay cinco personas esperando en la caja. Nadie le dice nada, total para qué, si no están perdiendo nada.
En la mayoría de las casas hay como mínimo un reloj, lo más común es que haya dos o hasta tres. Todos puestos en lugares visibles, con números grandes. Ninguno funciona. En Cuba los relojes no funcionan. Paré a un tipo por la calle y le pregunté la hora y su reloj no funcionaba.
Es cierto que en los últimos años llevar reloj (que funcione) se convirtió en un hecho de status social. Muestra a los demás que uno tiene dinero. Si no fuera por eso, los relojes serian inútiles. Nadie se toma su trabajo muy en serio y llegan todos tarde (siempre está la excusa del transporte). Hay quienes dicen que los relojes en las casas no funcionan porque nadie va a malgastar el dinero en una pila. Yo fui a casas con relojes a cuerda y tampoco estaban funcionando. ¿Para qué van a funcionar? Es un objeto tan obsoleto como la idea de tratar de pagar una casa con bloques de sal.
Es por eso que el tiempo no se mide en horas, minutos y segundos, sino en "ahorita" "más tarde" o "mañana".
Vivir en una sociedad donde el tiempo no tiene precio debe ser hermoso, sobretodo porque uno se puede pasar horas en el cibercafé sin que le cobren. No es mi caso, así que ahorita mismo me despido porque más tarde tengo que ir a comprar un pasaje para mañana.

Gente rara

Estos comunistas son gente rara. Y cuando me refiero a "estos" me refiero a los cubanos. Ellos mismos se denominan guarosos. Una persona guarosa es aquella que entra en confianza muy rápido y a los diez minutos te trata como si te conociera de toda la vida. Como si fueras el mejor de los amigos. Todos los pueblos caribeños son así, pero el cubano creo que más. Por un lado el hecho de que el tiempo no tenga valor económico hace que hablar de cosas innecesarias no sea una pérdida de tiempo. Por otro, sus penurias económicas, sumadas a la educación con ideales socialistas, los convierte en personas muy solidarias. Basta dar el ejemplo de July y su esposo Vladimir, ambos sobre el final de los treinta años. Enfermera y médico respectivamente. Los conocí en una de esos raros transportes cubanos, mientras viajábamos de Las Tumas a Holgin (sesenta km tres horas de viaje). Al llegar a Holgin ya había caído la noche y el dato que teníamos para pernoctar no funcionó. Nos quedamos en pelotas, a las diez de la noche en la estación de autobuses (que es una ironía llamarla así porque lo que hay en realidad son camiones).
La pareja ésta nos ofrece, a Auri y a mí, pasar la noche en su casa. Era por demás humilde, pero muy acogedora. Imagínense que en ella vivían el matrimonio, un hijo de nueve años, otra hija de dieciocho meses, ambos padres de ella y un estudiante boliviano de medicina que se quedó sin casa en Cuba y esta familia lo adoptó.
Claro que siempre está el cubano que aprovecha y que "acosa" al turista. El que se hace amigo para ver si uno que trae dinero de afuera le paga una birra o le regala algo de ropa. Esto es una lástima, porque se está desdibujando el verdadero sentido y significado de tanta amabilidad. Tanto que a veces uno entra en paranoia si la persona que se acerca lo hace porque sí o porque te va a terminar pidiendo algo.
Pero esta característica, esto de ser guaroso, se manifiesta en su máxima expresión en lo que he denominado "El deporte nacional de Cuba". Este deporte es hablar. Hablan todo el tiempo. Cuando vas al mercado, todo los clientes hablan y hablan y hablan y hasta que uno no para de hablar, no se atiende al siguiente. Cuando van en el bondi, hablan y hablan. Cuando les preguntás una dirección, hablan y hablan. Cuando llegan a la casa, hablan y hablan, pero esta vez por teléfono, que es muy barato. En una casa de cuatro personas el noventa porciento del tiempo el teléfono está en uso. El colmo es que tienen dos conversaciones simultáneas por teléfono. Hablan con uno y a los tres minutos le dicen "esperame que tengo una llamada en espera" y se ponen hablar con el otro por un rato. Así siguen hablando, tres minutos con uno y tres con otro, durante una hora entera. Es increible.
Por todas estas caracteristicas, un poco chocantes al principio, es que el pueblo de Cuba es algo maravilloso, amable y solidario. Un pueblo digno de conocer y que esperemos que no cambie nunca. Aunque a estas alturas eso es una utopía.

2000 horas de viaje surrealista

Viajar por Cuba es una experiencia surrealista. El primer día salgo desde la casa donde estoy alojado y me tomo una guagua, es decir un bus urbano. Después de esperar quichicientas mil horas llega a la parada super lleno. Luego de tirarle por la ventanilla el dinero a uno que cobra los boletos, me subo por la puerta de atrás, o al menos eso intento. Sólo pude poner un octavo de mis pies en el suelo de la guagua y el resto de mis pies (y todo mi cuerpo) quedó colgando fuera, mientras arranca. Viajar así no es una novedad para mi, que nací en la provincia de Buenos Aires. Sálo Dios sabe cuántas estaciones de tren habré visto pasar a mis espaldas con medio cuerpo afuera en el Sarmiento. Lo realmente chocante en la guagua fue ver, entre la cabeza de los miles de sudados pasajeros, un cartelito en catalán que dice (traducido) “Multa por ir sin boleto: 40 euros”. Me empiezo a fijar con atención y era una guagua catalana. Exactamente igual a los buses de Barcelona, pero completamente hecha mierda. Pero eso no es todo, al bajarme puedo apreciar que tiene la misma publicidad que allá: Un gigantesco cartel de la aerolínea Transavia que ofertaba vuelos Barcelona-Amsterdam por 20 euros. Al parecer el gobierno catalán le regaló a Cuba unos vehículos que estaban muy dañados para que los cubanos los arreglen y los usen.
Si eso fue un shock, imagínense tomar un bus escolar idéntico al de los Simpson. Amarillito y con el letrero que dice "School Bus". Ni que hablar de los bici taxi, aquellos extraños aparatos en los cuales dos personas se montan y son tracción a hombre.
Pero lo mejor es viajar en "Maceta". Paso a describir: Camión en cuya parte de atrás, en la caja cerrada, pusieron cuatro largas tiras de chapa dura como el mármol. En ellas la gente se sienta. Es el trasporte larga distancia de los cubanos. El primero que me tomé fue una experiencia trascendente. Yo quería ir de La Habana a Santa Clara, pero pasó por la ruta uno que dijo "Las Tunas". Como también quería ir para allá, me monté. Catorce horas para hacer 657 kilometros. Sentados sobre un hierro frío. Metidos en una caja que multiplicaba por mil el efecto invernadero. Toda la noche. Teniendo más paradas que un corazón con veinte infartos. Pero la pasé muy bien gracias a los cubanos, que son como sólo ellos saben ser. En seguida me hice amigo de uno que era fanático de las peleas de gallos. Me explicó mucho de este deporte, que más que deporte es un arte, por todo el trabajo que lleva entrenar un gallo y mil cosas más. También estaba la típica vieja con trombosis que no se podía subir y entre todos la tuvimos que tirar arriba del camión. La señora calienta penes que se pasó toda la noche insultándose con el viejo borracho de turno o la linda morena adolescente que era el suspiro de los que viajábamos. Todos estos eran los matices que completaban la escena que parecía sacada de la cabeza de Luis Buñuel.
Pero lo mejor de todo es esa sensación tan latinoamericana de no saber a qué hora pasa un trasporte, ni cuánto va a tardar, ni siquiera saber si va a pasar o no. Capaz suspendieron el servicio y nadie lo sabe. Los boletos no se pueden comprar por adelantado, porque nunca se sabe si llega o no el trasporte. En la parada te podés pasar el día entero y no pasa nada.
Por eso en Cuba el transporte funciona a dedo. Todo el mundo pide que lo lleven. Tanto es así que existen los inspectores azules. En los puntos claves de la ciudad se para un policía vestido de azul. Uno se acerca, le comenta donde va y éste empieza a parar todos los autos que tengan matrícula azul (los que son del estado y se los asigna a trabajadores). Si el auto va para donde vos vas tiene la obligación de llevarte. Un lujo el hecho de que hacer dedo esté tan bien organizado.
De esta manera, entre maceta y bicitaxi, entre carros a caballos y guaguas catalanas, me recorrí la isla de una punta a la otra, viajando como cubano. Tratando de vivir su realidad lo más cerca posible.