Cuba es un encanto. Llegué por la noche al aeropuerto Jose Marti y después de regatear con varios taxistas el precio del viaje, me apersoné en la casa de Tere y su hija Mara, la gente amiga que me alojaba gratuitamente en La Habana. Gente muy amable, que yo tuve la oportunidad de conocer en Argentina por el que ex marido de Tere y su otra hija viven allá. Antes que a mi Tere y su flia dieron alojamiento a mis padres y a mis hermanos cuando ellos fueron para Cuba, así como también a varios amigos de mi familia.
En Cuba hay una enorme epidemia de dengue, Mara estaba en cama y había pasado los últimos tres días con fiebre. Como la salud de Mara todavía estaba complicada, con Auri, mi amiga española que me acompañó en la travesía por Cuba, decidimos irnos hacia el interior. Viajar en Cuba es una experiencia extraordinaria. El azar nos hizo llegar a Las Tunas, localidad debe su nombre a esos frutos tan ricos como peligrosos porque nacen de un tipo muy espinudo de cactus. Las Tunas es la localidad de las esculturas. Por todos lados hay esculturas gigantes, casi en cada esquina. Llegamos el domingo en medio de la feria rural de la ciudad (o mejor dicho del pueblo, porque de ciudad Las Tunas no tiene nada). Gran fiesta con cerveza casera a 5 pesos (0,25 euros) el litro, música, hermosas mulatas, y buena gente. Nos hicimos amigos de un tipo que trabajaba en la parte de cultura del gobierno y pasamos una noche hermosa.
Dos días estuvimos en las Tunas y decidimos partir para Guayamo. Pero los trasportes cubanos son como son y terminamos entrada la noche en Holgin. El alojamiento que conseguimos en Holgin era demasiado precario como para estar mucho tiempo y a la mañana siguiente de llegar partimos a Santiago de Cuba.
Santiago en una ciudad linda, con un puerto súper importante, una Catedral y no mucho más. Ideal para llegar un mediodía, pasar sólo una noche y partir a la noche siguiente. Eso es lo que hicimos. De casualidad entramos a un centro cultural y nos enteramos que esa noche había fiesta universitaria y a la fiesta fuimos. Con Auri éramos los únicos dos extranjeros, pero no hubo problema. Lo bueno era que eran estudiantes de economía, y al preguntar que estudiaban de economía en un país socialista una chica me respondió "lo mismo que en todo el mundo, pero con la visión marxista".
Después de la fiesta estuvimos todo el día paseando y por la noche partimos pasa Camaguey. Allí nos esperaba un abogado amigo de mi familia y pasamos tres hermosos días. Fue interesante, porque pudimos hablar mucho de política (en Cuba nadie habla a menos que estés en mucha mucha confianza) y tener la visión de gente ideológicamente de acuerdo con el régimen y a la vez muy critica. Eso es lo raro de Cuba, pero es entendible.
Después de Camaguey nos fuimos a Trinidad, cuidad patrimonio de la humanidad. Esto significa que la UNESCO da dinero para que la restauren y la cuiden. Por lo tanto la ciudad está muy restaurada y cuidada. Ciudad de trecientos años, no cambió mucho en ese tiempo, como todo en Cuba. Casas coloniales, iglesia barroca, calles empedradas, muy bonita. Por una tontería en la salud de Auri se hizo imprescindible ir al médico, quien se quedo con todo nuestro dinero. Justo al día siguiente era día festivo y todo estaba cerrado, incluyendo bancos y la única casa de cambio (cajero automático no existe). Así que estuvimos varados todo un día en Trinidad y recién al día siguiente pudimos sacar dinero, pagar el hospedaje en la casa donde nos quedábamos y comprar el pasaje para Santa Clara.
Lo primero que uno piensa en Santa Clara es "acá no hay una mierda que hacer". Y es casi cierto, si no fuera por el Che. Santa Clara tiene el gran valor histórico de ser la primera ciudad que tomó el Comandante Che Guevara cuando Fidel lo ascendió a Comandante. Con la caída de Santa Clara en manos del Che, el dictador del poder en Cuba, Batista, supo que él perdía y ganaba Fidel y se fugó de la isla. En menos de diez días desde la victoria del Che las tropas de la revolución se hacen de la Habana casi sin encontrar resistencia y Fidel toma el poder.
Así que Santa Clara es una ciudad-monumento al Che. Está el mítico tren blindado. Tren militar con veintidós vagones, que traía cuatrocientos ochenta soldados fuertemente armados a las órdenes de Batista, dos metrallas antiaéreas y muchos fusiles. Fue tomado por un grupo de diecinueve hombres en menos de cinco horas gracias al genio estratega militar que resultó ser el Che. También en esta ciudad está el mausoleo del Che. Monumento que levantaron cuando Argentina aceptó la extradición de sus restos y donde hoy descansa finalmente el Comandante Ernesto Che Guevara.
Y de Santa Clara partimos a La habana, pero eso es otra historia.
En Cuba hay una enorme epidemia de dengue, Mara estaba en cama y había pasado los últimos tres días con fiebre. Como la salud de Mara todavía estaba complicada, con Auri, mi amiga española que me acompañó en la travesía por Cuba, decidimos irnos hacia el interior. Viajar en Cuba es una experiencia extraordinaria. El azar nos hizo llegar a Las Tunas, localidad debe su nombre a esos frutos tan ricos como peligrosos porque nacen de un tipo muy espinudo de cactus. Las Tunas es la localidad de las esculturas. Por todos lados hay esculturas gigantes, casi en cada esquina. Llegamos el domingo en medio de la feria rural de la ciudad (o mejor dicho del pueblo, porque de ciudad Las Tunas no tiene nada). Gran fiesta con cerveza casera a 5 pesos (0,25 euros) el litro, música, hermosas mulatas, y buena gente. Nos hicimos amigos de un tipo que trabajaba en la parte de cultura del gobierno y pasamos una noche hermosa.
Dos días estuvimos en las Tunas y decidimos partir para Guayamo. Pero los trasportes cubanos son como son y terminamos entrada la noche en Holgin. El alojamiento que conseguimos en Holgin era demasiado precario como para estar mucho tiempo y a la mañana siguiente de llegar partimos a Santiago de Cuba.
Santiago en una ciudad linda, con un puerto súper importante, una Catedral y no mucho más. Ideal para llegar un mediodía, pasar sólo una noche y partir a la noche siguiente. Eso es lo que hicimos. De casualidad entramos a un centro cultural y nos enteramos que esa noche había fiesta universitaria y a la fiesta fuimos. Con Auri éramos los únicos dos extranjeros, pero no hubo problema. Lo bueno era que eran estudiantes de economía, y al preguntar que estudiaban de economía en un país socialista una chica me respondió "lo mismo que en todo el mundo, pero con la visión marxista".
Después de la fiesta estuvimos todo el día paseando y por la noche partimos pasa Camaguey. Allí nos esperaba un abogado amigo de mi familia y pasamos tres hermosos días. Fue interesante, porque pudimos hablar mucho de política (en Cuba nadie habla a menos que estés en mucha mucha confianza) y tener la visión de gente ideológicamente de acuerdo con el régimen y a la vez muy critica. Eso es lo raro de Cuba, pero es entendible.
Después de Camaguey nos fuimos a Trinidad, cuidad patrimonio de la humanidad. Esto significa que la UNESCO da dinero para que la restauren y la cuiden. Por lo tanto la ciudad está muy restaurada y cuidada. Ciudad de trecientos años, no cambió mucho en ese tiempo, como todo en Cuba. Casas coloniales, iglesia barroca, calles empedradas, muy bonita. Por una tontería en la salud de Auri se hizo imprescindible ir al médico, quien se quedo con todo nuestro dinero. Justo al día siguiente era día festivo y todo estaba cerrado, incluyendo bancos y la única casa de cambio (cajero automático no existe). Así que estuvimos varados todo un día en Trinidad y recién al día siguiente pudimos sacar dinero, pagar el hospedaje en la casa donde nos quedábamos y comprar el pasaje para Santa Clara.
Lo primero que uno piensa en Santa Clara es "acá no hay una mierda que hacer". Y es casi cierto, si no fuera por el Che. Santa Clara tiene el gran valor histórico de ser la primera ciudad que tomó el Comandante Che Guevara cuando Fidel lo ascendió a Comandante. Con la caída de Santa Clara en manos del Che, el dictador del poder en Cuba, Batista, supo que él perdía y ganaba Fidel y se fugó de la isla. En menos de diez días desde la victoria del Che las tropas de la revolución se hacen de la Habana casi sin encontrar resistencia y Fidel toma el poder.
Así que Santa Clara es una ciudad-monumento al Che. Está el mítico tren blindado. Tren militar con veintidós vagones, que traía cuatrocientos ochenta soldados fuertemente armados a las órdenes de Batista, dos metrallas antiaéreas y muchos fusiles. Fue tomado por un grupo de diecinueve hombres en menos de cinco horas gracias al genio estratega militar que resultó ser el Che. También en esta ciudad está el mausoleo del Che. Monumento que levantaron cuando Argentina aceptó la extradición de sus restos y donde hoy descansa finalmente el Comandante Ernesto Che Guevara.
Y de Santa Clara partimos a La habana, pero eso es otra historia.
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