viernes, 12 de diciembre de 2008

спасибо

Llegamos a Kiev, capital de Ucrania después de veintiséis horas de tren. Nos habían dicho que Ucrania todavía conserva el encanto de la Rusia socialista, a diferencia de los otros países del este que ya están “europeizados”. La verdad tienen razón. Para empezar el tren era comunista, es decir de la “era” comunista. Fácilmente tenía unos cuarenta años. Por otro lado nadie habla inglés, castellano o italiano. En otros lugares nos pasó que la comunicación verbal era imposible, pero uno se terminaba haciendo entender. Acá no. Vas a la estación de tren a comprar un pasaje y te hablan en ucraniano. Cuando le decís que no entendés te cierran la ventanilla en la cara, dejándote hablando solo y sin respuesta para tus dudas. Preguntás algo en la calle y la gente pone cara del increíble hulk cuando se esta enojando, te gritan “Niet”, se dan media vuelta y se van.
Mas allá de la falta de hospitalidad hacia el extranjero la ciudad no es bonita, pero sí interesante. Muchas iglesias y edificios públicos están pintados con los gloriosos colores azul y oro, aunque sospecho que es por el escudo nacional y no por el gran club de fútbol argentino Boca Juniors. También hay en la ciudad un parque dedicado a la memoria de la segunda guerra mundial. Allí se ven tanques, helicópteros y cañones. Uno camina por el parque y sin darse cuenta entra como en una alta cueva donde suena una marcha militar claramente soviética. Estatuas de cuatro metros muestran el heroísmo de los ucranianos. Pero las estatuas no solo son de jóvenes soldados, sino también de viejos obreros con el fusil en la mano, de ancianas ayudando a los soldados y de mujeres luchando. Caminar bajo la mirada de las estatuas, con la música de fondo, causa una profunda impresión, y realmente logra trasmitir el mensaje ideológico que exalta, de una manera muy comunista, los logros del pueblo unido contra en fascismo. Al finalizar el parque se encuentra una estatua de una mujer que mide más de cien metros de alto y que es el monumento a la Madre Patria.
Estando en Ucrania yo quería ir a Chernobyl, lugar donde hace algo más de veinte años se produjo el mayor accidente nuclear de la historia. Muchas partes de la zona aun hoy están cerradas por la contaminación radiactiva, con lo cual ir uno solo, sin guía no es seguro. Como el tour excedía mucho el presupuesto nos conformamos con ir al museo de Chernobyl en la ciudad de Kiev. Museo que seguramente debe ser muy interesante si no fuese porque sólo esta en Ucraniano y no se entiende absolutamente nada.
Mas allá del idioma, del frío o que fue en el único lugar donde nos quisieron robar, la ciudad de Kiev resultó un buen punto para ver los resabios de lo que fue la unión soviética, ya que cancelamos nuestra ida a Rusia al carecer de visado. Una lástima, sobretodo porque he aprendido mi primer palabra en ruso ¡NIET!

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