Yo quería ir a Pruchnik, en Polonia. ¿Por qué? Allí no hay nada me decían los polacos a los que le contaba mi deseo. Yo quiero ir igual, porque es el lugar donde nació mi bisabuelo. De él heredé la carga genética rubia. Gracias a él gozo del privilegio de poder ser "in cívico" en cualquier lugar del mundo tranquilamente sin que la policía me moleste.
Desde Cracovia nos tomamos un tren por dos horas y después un autobús otra media hora para llegar al medio día a Pruchnik. Nadie en el pueblo hablaba una palabra de inglés o castellano. Conseguir un lugar donde dormir nos llevo cerca de una hora, comunicándonos con señas. Peor fue cuando quisimos ir al cementerio. Entre mímicas representando la muerte y dibujitos de lápidas pudimos llegar hasta donde descansan los restos de mis antepasados. La gente debió pensar que estábamos locos, pero la verdad es que yo quería ir a ver la tumba de mis ancestros. Pasear por un cementerio puede parecer algo raro, pero es algo que a mi siempre me gusto. Este cementerio, al ser de pueblo, no esta muy bien diagramado. Las tumbas se amontonan una al lado de otra y se hace difícil recorrerlo sin pisar alguna. Para colmo por la lluvia estaba todo embarrado y bastante resbaloso. A pesar de todo pudimos encontrar varias tumbas, algunas muy antiguas otras escalofriantemente recientes, en la cual figuraba mi apellido. Claro que no se escribe exactamente igual debido a la ineptitud de los empleados del registro civil de Argentina y a cierta tendencia al analfabetismo de mi abuelo.
Después del cementerio fuimos a la iglesia del pueblo. Resulta ser que toda la iglesia, de hecho todo el pueblo, reverencia a Bronislao Markiewicz, quien tiene el honor de ser mi tío tatarabuelo. Este señor, en vida, era cura y fundó la orden religiosa de los Miguelinos. No solo eso sino que, en la actualidad, se encuentra en proceso de beatificación. Esta por ser nombrado Santo. Cuando yo me entere de esta historia, hace algo menos de medio año no la podía creer: ¿Un santo en mi familia?. Pero es cierto. En la iglesia tienen su cuadro y estampitas. En el pueblo hay una estatua donde nació. No pude gozar de la fama que merezco al ser pariente del ídolo local porque a nadie logre explicarle, ni por señas ni por dibujitos, que yo era pariente del futuro Santo.
Al menos cuando San Pedro me mire de pies a cabeza, cruce en mi camino una soguita roja cerrándome el paso y me diga No flaco, vos acá no entras yo le voy a poder decir ¿Pero sabes sobrino de quien soy yo? Mejor dejame pasar o se te pudre todo con el de gran jefe.
Si quieren tener un lugar asegurado allá arriba congraciándose con mi tío a través de mi persona, escríbanme un mail y les paso el número de mi cuenta bancaria.
Si no creen que tengo un tío Santo vean la biografía del mismisimo en la web del Vaticano, haciendo click acá.
Desde Cracovia nos tomamos un tren por dos horas y después un autobús otra media hora para llegar al medio día a Pruchnik. Nadie en el pueblo hablaba una palabra de inglés o castellano. Conseguir un lugar donde dormir nos llevo cerca de una hora, comunicándonos con señas. Peor fue cuando quisimos ir al cementerio. Entre mímicas representando la muerte y dibujitos de lápidas pudimos llegar hasta donde descansan los restos de mis antepasados. La gente debió pensar que estábamos locos, pero la verdad es que yo quería ir a ver la tumba de mis ancestros. Pasear por un cementerio puede parecer algo raro, pero es algo que a mi siempre me gusto. Este cementerio, al ser de pueblo, no esta muy bien diagramado. Las tumbas se amontonan una al lado de otra y se hace difícil recorrerlo sin pisar alguna. Para colmo por la lluvia estaba todo embarrado y bastante resbaloso. A pesar de todo pudimos encontrar varias tumbas, algunas muy antiguas otras escalofriantemente recientes, en la cual figuraba mi apellido. Claro que no se escribe exactamente igual debido a la ineptitud de los empleados del registro civil de Argentina y a cierta tendencia al analfabetismo de mi abuelo.
Después del cementerio fuimos a la iglesia del pueblo. Resulta ser que toda la iglesia, de hecho todo el pueblo, reverencia a Bronislao Markiewicz, quien tiene el honor de ser mi tío tatarabuelo. Este señor, en vida, era cura y fundó la orden religiosa de los Miguelinos. No solo eso sino que, en la actualidad, se encuentra en proceso de beatificación. Esta por ser nombrado Santo. Cuando yo me entere de esta historia, hace algo menos de medio año no la podía creer: ¿Un santo en mi familia?. Pero es cierto. En la iglesia tienen su cuadro y estampitas. En el pueblo hay una estatua donde nació. No pude gozar de la fama que merezco al ser pariente del ídolo local porque a nadie logre explicarle, ni por señas ni por dibujitos, que yo era pariente del futuro Santo.
Al menos cuando San Pedro me mire de pies a cabeza, cruce en mi camino una soguita roja cerrándome el paso y me diga No flaco, vos acá no entras yo le voy a poder decir ¿Pero sabes sobrino de quien soy yo? Mejor dejame pasar o se te pudre todo con el de gran jefe.
Si quieren tener un lugar asegurado allá arriba congraciándose con mi tío a través de mi persona, escríbanme un mail y les paso el número de mi cuenta bancaria.
Si no creen que tengo un tío Santo vean la biografía del mismisimo en la web del Vaticano, haciendo click acá.
Qué bárbaro Pablo!!. Con todas las cagadas que me mandé en mi vida me pregunto: aceptás Patacones?. (dicen que en algunos países de Europa del este comenzaron a tener validez).
ResponderEliminarTe mando besos!!
Anita
Los paseos al cementerio los fines de semana eran lo más!!!
ResponderEliminarRecuerdo que llevábamos la bici.. total nadie se quejaba, o también con mi hno. jugábamos a las escondidas e incluso a subir hasta el último escalón de esas interminables escaleras descubriendo lo que había más allá de ese muro gigante.
Mientras el adulto de compañía se encargaba de sustituir las flores ya marchitas y también de limpiar un poco el polvo de lo añejo (sin tocar por supuesto aquellos resguardados en cubículos o grandes cajas brillantes), buscando recuerdos de los buenos tiempos o el perdón/comprensión de algún suceso pendiente de aclaración con el finito.
El día que muera no quiero ir a parar al cementerio.. será el viento el que me lleve a ser partícipe de un acontecimiento viviente... y el que tenga temas pendientes conmigo que se cague !!!
Ahora ser familiar de un famoso conlleva una responsabilidad civil (O CELESTIAL) y encima metido en la Alta Santidad.. si si a lo mejor con un autógrafo tuyo la fila de Admisión se achica o algo que diga "por ser fan de las memorias de Pablo Markiewicz (ojo.. que coincida el apellido, sino van a pensar que miento y termino en el otro lado)"
Saludosssssssssss de summerki
Quizás sea por mi ignorancia de esctructuras familiares tanto argentinas como polacas o por los secretos impenetrables de la iglesia católica pero no llego a entender cómo este hombre y cura puede ser tu tatarabuelo. Y no me vengas con la inmaculada concepcion! Cuidados! Un beso
ResponderEliminarJ.
Tío Tatarabuelo ... sería como el hermano del papá (tátara..) del papá (bisa..) del papá (abu..) del papá de Pablo Marquevichi en Argentina y Pablo Markiewicz en Polonia de ciudadania argentina aunque en emergencias italiana o viceversa ¿¿¿???
ResponderEliminarahora... a quién se le ocurrió "tátara"? habrá sido por cómo queda uno cuando quiere definir su árbol genealógico?
desde mi más profunda tara a pesar del diccionario envío un saludo anke mi confusión !!
5umm3rk1
Uff, gracias! Ahora queda todo claro. Se me escapó el "tío" delante de esa palabra onomentepoetica. Mejor no empezamos de hablar del obispado - ¿o fue un arzobispado? - de Camagüey, Cuba, cuyo archivo guarda la memoria de otro bisabuelo - ¿o fue un tatarabuelo? - marquevichi o markiewicz. Y aunque sean una "Trottoirmischung" rara (como dice mi madre, pero con cariño), son únicos los marquevichi - canonizados o no!
ResponderEliminarel de camaguey no era marquevichi, era gòmez pola, por la rama materna.
ResponderEliminarMira vos... La memoria es una trampa!
ResponderEliminarMe haces una gracia, me he reido mucho, que en la actualidad es tan sano para el estres de la vida, bueno que te voy a contar si tu te lo pasas pipa por lo que veo.
ResponderEliminarAun teniendo la cara de buenecito que tienes, no se yo si San Pedro se tragará lo dejarte pasar por tu tio tatarabuelo.
Aunque yo soy bautizada, no creo y no se quien es ese señor San Pedro y estoy empezando a aprender que el cielo está aqui y que somos nosotros mismos los que nos lo creamos o destruimos.
Sigue narrandonos tu cielo, que nosotros en las nubes te escuchamos.
Hola Pablo Marquevichi, no se quién sos, pero yo también soy pariente del padre BEATO Bronislao Markiewicz de Polonia y del padre Juan Markiewicz de la iglesia sagrado corazón de María de Posadas Misiones Argentina. Saludos.
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