martes, 4 de noviembre de 2008

Memoria

Berlín me enamoró. No como París, que me enamoraron su belleza y sus museos. Berlín no es linda. Lo que me enamoró de ella fue ver una ciudad tan viva, tan nueva y sobretodo con tanta memoria para la historia. Berlín es el centro de los principales acontecimientos históricos del siglo XX. La primer guerra mundial. La surgida del fascismo y la llegada de los nazis al poder. La segunda guerra mundial. El enfrentamiento entre el bloque socialista y el mundo capitalista. El muro. La caída del muro. La caída del socialismo. Todo en una ciudad. Y todo a la vista.
Lejos de lo que ocurre en Argentina, donde el pasado se trata de meter bajo la alfombra y olvidar, Berlín es una ciudad que no olvida. Como mea culpa el pueblo alemán construyó en los apenas diecinueve años desde la reunificación una ciudad que guarda testimonio de los horrores de las épocas pasadas. Sin darse cuenta, la gente camina por la ciudad que es un gran memorial. Me impresioné al ver en la plaza de la antigua biblioteca pública, hoy universidad de leyes, un cristal en el suelo. Era una ventana en el piso. A través de ella se ve un sótano lleno de estanterías vacías. Al lado hay una placa que dice que en esa plaza las juventudes hitlerianas quemaron libros prohibidos por el régimen. Hay también una frase del escritor alemán Heinrich Heine. La escribió ciento veinte años antes de la segunda guerra mundial y dice “Allá donde primero se queman libros se acaba quemando también personas”.
Por toda la ciudad hay trazado, en las calles y en la vereda, una fina linea de adoquines al ras del suelo. Sobre esa linea antes estaba erguido el muro. En las partes donde se conserva se están construyendo diferentes memoriales, como por ejemplo uno a las personas muertas tratando de cruzar el muro. Otro trozo del muro coincide con el lugar donde estaba el cuartel general de la Gestapo, la policía secreta nazi y la inteligencia militar. En ese espacio se está construyendo otro memorial, y en la actualidad se ve una muestra fotográfica de los horrores de la guerra que se idearon desde ese mismo lugar geográfico. La tercera parte que se conserva del muro, es quizás la más representativa de la nueva Berlín. Es un mural de tres metros y medio de alto por algo más de un kilometro de largo donde diferentes artistas fueron invitados a pintar sus impresiones sobre el muro. Digo que es la más representativa no sólo porque en frente hay un gran y nuevo centro comercial donde hace veinte años era impensable, sino porque muestra que es una ciudad abierta al ciudadano. Una ciudad llena de grafitis, donde el arte no solo esta en los museos sino también en la calle.
Berlín, escenario de una de las más nefastas historias de nuestros días, es hoy una ciudad que se construye con vistas al futuro. La construyen siendo plenamente consiente de que, aunque suene cliché, solo se puede construir un futuro mejor si no se olvida el pasado.

2 comentarios:

  1. La frase de los libros, que cierta es. Me hizo recordar aquella película que vimos, que privaba de la libertad de la lectura y de pensamiento "Farenheith 451"

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  2. Eu, decime que te fuiste de Berlin escuchando mi programa radial!! te lo mando marcos? a donde estas yendo ahora?

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