Copenague, como ciudad es linda, pero no mucho más. Creo que lo bueno de Copenague son pequeñas perlitas que hay distribuidas por la ciudad. Ejemplo de esto es el antiguo fuerte donde vivían los soldados de la guardia real. Como todo fuerte que se precie esta rodeado de un foso lleno de agua. Pero en lugar de ser cuadrado o circular el foso tiene forma de estrella. Dentro del fuerte, además de los barracones militares, se encuentra un antiguo molino de viento. Creo que es el mejor conservado que he visto.
Me llamó la atención las cúpulas que se divisan por la ciudad, estan retorcidas. Parecen castillos de los cuentos de hadas, pero en realidad son de algunas iglesias o edificios antiguos.
Una cosa curiosa es como hacen los panchos o hot dogs o frankfurts o cómo se llamen. En lugar de cortar el pan lo ahuecan. Le hacen un agujero en una punta, comprimen la miga y en ese espacio introducen la salchicha. He de decir que parecen interesantes pero no son nada buenos. De hecho, dado a lo elevado de todos los precios, Dinamarca fue el lugar donde peor comimos. Caro y de calidad dudosa.
También es curiosa la escultura de La Sirenita que hay en el puerto. La historia de esta señorita mitad humana mitad pez que renuncia a la inmortalidad por un amor humano es una leyenda popular danesa y fue escrita en su forma actual en el siglo XIX, mucho antes de la película de Disney.
Lo más espectacular es el Barrio Libre de Christiania. Antiguo barracón militar abandonado éste fue tomado por hippies a principios de los 70. Hoy sus habitantes proclaman su propio auto gobierno y no reconocen al de Dinamarca. De hecho en una de sus entradas hay un cartel tallado en madera que, como si fuera una señal de la frontera, al salir del barrio dice “You’re entering now the EU”. En castellano significa “Está entrando a la Unión Europea”. En la actualidad es el único distrito de Dinamarca donde la venta y consumo de marihuana y hash es legal. Llegamos a este barrio de casualidad, sin saber nada, un viernes por la noche. Entre carteles de prohibido sacar fotos y bares un tanto heavys paseamos un rato cada vez más asombrados de este estrambótico lugar.
Me llamó la atención las cúpulas que se divisan por la ciudad, estan retorcidas. Parecen castillos de los cuentos de hadas, pero en realidad son de algunas iglesias o edificios antiguos.
Una cosa curiosa es como hacen los panchos o hot dogs o frankfurts o cómo se llamen. En lugar de cortar el pan lo ahuecan. Le hacen un agujero en una punta, comprimen la miga y en ese espacio introducen la salchicha. He de decir que parecen interesantes pero no son nada buenos. De hecho, dado a lo elevado de todos los precios, Dinamarca fue el lugar donde peor comimos. Caro y de calidad dudosa.
También es curiosa la escultura de La Sirenita que hay en el puerto. La historia de esta señorita mitad humana mitad pez que renuncia a la inmortalidad por un amor humano es una leyenda popular danesa y fue escrita en su forma actual en el siglo XIX, mucho antes de la película de Disney.
Lo más espectacular es el Barrio Libre de Christiania. Antiguo barracón militar abandonado éste fue tomado por hippies a principios de los 70. Hoy sus habitantes proclaman su propio auto gobierno y no reconocen al de Dinamarca. De hecho en una de sus entradas hay un cartel tallado en madera que, como si fuera una señal de la frontera, al salir del barrio dice “You’re entering now the EU”. En castellano significa “Está entrando a la Unión Europea”. En la actualidad es el único distrito de Dinamarca donde la venta y consumo de marihuana y hash es legal. Llegamos a este barrio de casualidad, sin saber nada, un viernes por la noche. Entre carteles de prohibido sacar fotos y bares un tanto heavys paseamos un rato cada vez más asombrados de este estrambótico lugar.
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