Tikal, en Guatemala, fue la más grande región ocupada por los Mayas. En la actualidad hay más de mil quinientas ruinas en un área de unos docientos kilómetros cuadrados. Sin embargo, la parte abierta el turista es mucho menor y sólo es lo que fue el centro del antiguo imperio Maya.
Me apersoné en Tikal un soleado día por la tarde, para poder ver el atardecer, que todo el mundo me decía que era magnifico. Grande fue mi sorpresa al encontrarme el parque cerrado, con miles de militares y varios helicópteros, porque justo se reunieron varios presidentes centroamericanos y se fueron a dar un paseo por Tikal.
No resignado, me fui por un senderito entre la selva hasta un gran árbol que tiene una escalera y un mirador en la punta. Desde allí pude ver una linda caída del sol, pero no entre las pirámides y templos mayas, como se ve desde las ruinas.
Por la noche colgué mi hamaca en un camping y me fui a cenar. A las nueve se corta la luz en todo el complejo, entonces me recosté largo rato mirando las estrellas. El cielo de Tikal es increíble, y dormir bajo las estrellas siempre es fenomenal.
Muy de madrugada me desperté, pagué tres veces lo que cuesta la entrada normal a las ruinas y con el guía nos adentramos como una hora en la selva hasta llegar al Templo del Amanecer. Como su nombre lo indica, es un gigantesco templo cuya cara está orientada hacia la salida del sol. El amanecer en Tikal es hermoso, o al menos eso se ve en las fotos si uno pone "tikal sunrise" en imágenes del Google. Quince minutos antes del amanecer se largó una tormenta que no permitía ver ni a veinte metros. Esa tormenta duró una hora, justo para cagarme la vida y la vista del amanecer. Después despejó, dejando un maravilloso día de sol. La excursión prosiguió hasta las once de la mañana, paseándonos entre las pirámides, los templos, los campos de pelota y las demás construcciones Mayas. El guía nos explicó con mucho detalle todo lo referente a esas construcciones y a la vida maya en general.
Cabe aclarar que Tikal fue abandonada por los mayas hace unos ochocientos años, nadie sabe bien por qué. En ese tiempo la selva hizo lo suyo y hoy en día todas las ruinas están enclavadas en el medio de grandes árboles, donde uno avista monos arañas, tucanes, monos grandes y malos, unos bichos parecidos a los osos hormigueros, y miles de diferentes aves tropicales. Como la entrada era para todo el día y el tour terminó temprano, me dediqué a volver sobre mis pasos. Tranquilamente y a mi ritmo recorrí otra vez las magnificas ruinas y aproveché para ir a lugares donde el guía no nos llevó.
Tikal, muestra de la majestuosidad del imperio Maya, es hoy un lugar encantador. Enclavado en medio de la densa selva tropical, la flora y la fauna ganaron terreno sobre la construcción y vida del hombre. Si alguno de ustedes va, les aconsejo que se tomen bastantes horas para recorrerlo, y si sacan fotos del atardecer o del amanecer, por favor envíenmelas, que yo no tengo.
Me apersoné en Tikal un soleado día por la tarde, para poder ver el atardecer, que todo el mundo me decía que era magnifico. Grande fue mi sorpresa al encontrarme el parque cerrado, con miles de militares y varios helicópteros, porque justo se reunieron varios presidentes centroamericanos y se fueron a dar un paseo por Tikal.
No resignado, me fui por un senderito entre la selva hasta un gran árbol que tiene una escalera y un mirador en la punta. Desde allí pude ver una linda caída del sol, pero no entre las pirámides y templos mayas, como se ve desde las ruinas.
Por la noche colgué mi hamaca en un camping y me fui a cenar. A las nueve se corta la luz en todo el complejo, entonces me recosté largo rato mirando las estrellas. El cielo de Tikal es increíble, y dormir bajo las estrellas siempre es fenomenal.
Muy de madrugada me desperté, pagué tres veces lo que cuesta la entrada normal a las ruinas y con el guía nos adentramos como una hora en la selva hasta llegar al Templo del Amanecer. Como su nombre lo indica, es un gigantesco templo cuya cara está orientada hacia la salida del sol. El amanecer en Tikal es hermoso, o al menos eso se ve en las fotos si uno pone "tikal sunrise" en imágenes del Google. Quince minutos antes del amanecer se largó una tormenta que no permitía ver ni a veinte metros. Esa tormenta duró una hora, justo para cagarme la vida y la vista del amanecer. Después despejó, dejando un maravilloso día de sol. La excursión prosiguió hasta las once de la mañana, paseándonos entre las pirámides, los templos, los campos de pelota y las demás construcciones Mayas. El guía nos explicó con mucho detalle todo lo referente a esas construcciones y a la vida maya en general.
Cabe aclarar que Tikal fue abandonada por los mayas hace unos ochocientos años, nadie sabe bien por qué. En ese tiempo la selva hizo lo suyo y hoy en día todas las ruinas están enclavadas en el medio de grandes árboles, donde uno avista monos arañas, tucanes, monos grandes y malos, unos bichos parecidos a los osos hormigueros, y miles de diferentes aves tropicales. Como la entrada era para todo el día y el tour terminó temprano, me dediqué a volver sobre mis pasos. Tranquilamente y a mi ritmo recorrí otra vez las magnificas ruinas y aproveché para ir a lugares donde el guía no nos llevó.
Tikal, muestra de la majestuosidad del imperio Maya, es hoy un lugar encantador. Enclavado en medio de la densa selva tropical, la flora y la fauna ganaron terreno sobre la construcción y vida del hombre. Si alguno de ustedes va, les aconsejo que se tomen bastantes horas para recorrerlo, y si sacan fotos del atardecer o del amanecer, por favor envíenmelas, que yo no tengo.
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