Pocos días antes de cumplir veinticuatro años me fui a vivir a Barcelona. Corría el año 2004 y me mudé con la intención de cumplir un sueño extraño, un deseo que tenía desde que era chiquito: Vivir en Europa. Para transmitir mi alegría, para estar cerca o simplemente para no sentirme tan solo es que solía escribir mails, contándoles a mis allegados las aventuras y desventuras por tierras catalanas.
En el años 2006 decidí tomarme unos meses de vacaciones y hacer un viaje por Centro América. Entonces una persona que me quería mucho, me dijo, que mis mails eran un poco largos y que se le acumulaban sin leer en la bandeja de entrada. Me sugirió que no mande más mails y que en su lugar arme un blog. Yo no tenía ni idea lo que era un blog, pero igual abrí uno , íntimo y privado para mi círculo de gente más cercano. Fue así como nació Nuevos Horizontes.
Después del viaje continuó la vida y vinieron otros viajes, y continué narrando anécdotas y vivencias. Con el tiempo, y gracias a un puñado de amigos que atesoró los mails que yo había mandadoantes antes de que supiese siquiera qué era un blog, incluí esos textos en Nuevos Horizontes, en orden cronológico.
Ahora estoy a horas de cumplir treinta años. Aquella locura que me llevó, hace seis años, a vivir en Barcelona y después en Londres, llegó a su fin. Y también llegó a su fin Nuevos Horizontes. No quiere decir esto que se acabaron los viajes. Mucho menos la escritura. Todo lo contrario. Ahora que me he establecido en Buenos Aires, me voy a tomar varios meses sabáticos para reencontrarme con familiares, salir con amigos y recorrer la ciudad. Pero sobretodo a escribir.
Se cierran las puertas del blog y seguramente se abrirán otras ventanas del navegador, con otro blog orientado exclusivamente a la ficción y quizá algo dedicado a fusión entre el texto y la programación web. Da nostalgia abandonar mi blog, o mejor dicho da nostalgia cerrar lo que el blog representa, mi vida en Europa y todos mis veinte años. Lo único que queda, antes de cerrar las puertas, es agradecer. Así que gracias. Gracias por estar, en los mails, en los comentarios y en mi corazón estos seis años. Por estar cerca aunque nos separen miles de kilómetros y por no dejarme estar solo.
Gracias por ser parte de la función.
En el años 2006 decidí tomarme unos meses de vacaciones y hacer un viaje por Centro América. Entonces una persona que me quería mucho, me dijo, que mis mails eran un poco largos y que se le acumulaban sin leer en la bandeja de entrada. Me sugirió que no mande más mails y que en su lugar arme un blog. Yo no tenía ni idea lo que era un blog, pero igual abrí uno , íntimo y privado para mi círculo de gente más cercano. Fue así como nació Nuevos Horizontes.
Después del viaje continuó la vida y vinieron otros viajes, y continué narrando anécdotas y vivencias. Con el tiempo, y gracias a un puñado de amigos que atesoró los mails que yo había mandadoantes antes de que supiese siquiera qué era un blog, incluí esos textos en Nuevos Horizontes, en orden cronológico.
Ahora estoy a horas de cumplir treinta años. Aquella locura que me llevó, hace seis años, a vivir en Barcelona y después en Londres, llegó a su fin. Y también llegó a su fin Nuevos Horizontes. No quiere decir esto que se acabaron los viajes. Mucho menos la escritura. Todo lo contrario. Ahora que me he establecido en Buenos Aires, me voy a tomar varios meses sabáticos para reencontrarme con familiares, salir con amigos y recorrer la ciudad. Pero sobretodo a escribir.
Se cierran las puertas del blog y seguramente se abrirán otras ventanas del navegador, con otro blog orientado exclusivamente a la ficción y quizá algo dedicado a fusión entre el texto y la programación web. Da nostalgia abandonar mi blog, o mejor dicho da nostalgia cerrar lo que el blog representa, mi vida en Europa y todos mis veinte años. Lo único que queda, antes de cerrar las puertas, es agradecer. Así que gracias. Gracias por estar, en los mails, en los comentarios y en mi corazón estos seis años. Por estar cerca aunque nos separen miles de kilómetros y por no dejarme estar solo.
Gracias por ser parte de la función.