viernes, 31 de octubre de 2008

Sin techo

Salimos temprano de nuestro hostal en Frankfurt, nos tomamos un tren, llegamos a Munich tres horas después y bajo la lluvia fuimos al hostal. Lo siento, estamos completos, y toda la ciudad esta igual por el Octoberfest, dijo la recepcionista. Resulta ser que para tal festividad hace seis meses que todo alojamiento en la ciudad ya está reservado. Dejamos la mochila en el locker de la estación y fuimos a caminar un poco por la ciudad y, por supuesto, al octoberfest. Esto, creía yo, que consistía en una plaza donde únicamente se encontraban una tienda por cada gran fábrica de cerveza y se vendía mucha cerveza, obviamente. Pero resulta ser mucho más. No es en una plaza sino en un gran parque. No sólo hay venta de cerveza, sino que es una gran feria, con montaña rusa, tiro al blanco, casa del terror y todo lo que siempre hay en las ferias que hacen que uno gaste plata a lo loco. Cama donde caer borrachos no tenemos y, plata para gastar tampoco pensamos con Natalia. Finalmente sólo pasamos el día en la ciudad y a la noche nos tomamos un tren.
Llegamos a Hamburgo por la mañana y fuimos al hostal. Lo siento, estamos completos y toda la ciudad esta igual por la fiesta de reunificación de las dos Alemanias, dijo la recepcionista. Dejamos las mochilas en la recepción de hostal y fuimos a pasear un poco por la ciudad. Ésta es el puerto más importante del país. Lo que más me impresionó de la ciudad es una antigua iglesia, destruida por la guerra, que la conservan tal cual, es decir destruida. Solo hay una pared y la torre de las campanas. El resto es una plaza y uno camina por ella casi sin darse cuenta que antes era una iglesia. Por la tarde dimos un paseo en barco por los canales de la ciudad.
Llamamos al hostal de Berlín a la noche. Lo siento, estamos completos y toda la ciudad esta igual porque, como fue fin de semana largo, todo el mundo se vino de fiesta a la capital, dijo la recepcionista. Obviamente Alemania no nos estaba tratando de la mejor manera. Testarudos como somos igual nos fuimos a Berlín, llegamos a media noche y dormimos en el suelo de la estación de tren. No era la primera vez en mi vida que la noche me encontraba en una ciudad extraña y sin cobijo. En mi mente no vislumbré problema alguno. Pero el frío, los guardias de seguridad que nos movían de un lugar a otro de la gigantesca estación y el hecho de que era la segunda noche de mal dormir le pasaron factura a mi cuerpo al día siguiente. Estaba todo dolorido. Me estoy haciendo viejo, la puta madre.

3 comentarios:

  1. me llama la atenciòn què bajas son en general las ciudades, una escala que parece màs humana, màs accesible.
    la construcciòn de avanzada en buenos aires està tendiendo a una escala china: en relaciòn a lo que es la media de edificios de altura de esta ciudad (8, 11 pisos), estàn construyendo edificios altìsimos (35 pisos o màs). la ley de la selva de la vista.
    besos.

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  2. Luego dicen que los españoles estamos siempre de fiesta, esta visto que para los alemanes cada día es una fiesta.
    Un abrazo

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  3. muy groso, viejo. muy zarpadas las fotos.
    PArece que la gente del blog del marcos anduvo visitando el tuyo...
    Che loco, en diciembre venís?

    bate

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