En Argentina hablamos el idioma de la que es nuestra madre patria, pero al visitar el sur de Italia uno se da cuenta de que gran parte de nuestra identidad nacional proviene de allí. Es que la forma de ser de un pueblo no solo se demuestra en su lengua. También esta en la forma de vivir de una ciudad, en la forma en la que hablan unos con los otros y, por que no, en la forma de conducir.
En Nápoles el tráfico es un caos. Bocinas, gritos, semáforos que no funcionan o si pero que nadie respeta. En esta ciudad, sucia, ruidosa y mal oliente, la gente es el gran atractivo. Los viejos dicen piropos en la calle a las chicas, la gente putea cada tres palabras y podes hablar con cualquiera en cualquier lado y ya ser como amigos. Para ser justos hay que decir que esta ciudad tiene también como atracción la catedral más bella en la que he estado, un castillo que se alza sobre las aguas del mediterráneo y que la ciudad esta a cuarenta minutos de las ruinas de Pompeya. Ruinas, por otro lado, simplemente majestuosas.
En Mesina, ubicada en la isla de Sicilia, es el reino de los giros en U. Los vehículos van en una dirección y de repente frena, ponen el intermitente y giran 180º para continuar por la misma calle pero en dirección contraria. Tanto es así que vi un camión con acoplado hacer un giro en U en plena avenida principal ocasionando tal quilombo de tráfico que complicó a todo el pueblo. Ahora, para hacer honor a la verdad, la catedral de Mesina tiene una torre con un reloj que a cada medio día hace que varias estatuas cobren vida y se muevan al ritmo del Ave María. Un espectáculo como no vi en otro lado.
En la ciudad de Catania queríamos ir a un hostal que no estaba cerca de la estación, por lo cual nos tomamos un autobús. Un mercado en medio de la calle interrumpía el trafico. No me sorprendió ver que el conductor no dudó en subir un costado del vehículo a la acera y conducir así unos cuantos metros. Aunque quizás lo que mejor describe a los italianos del sur es lo que sucedió al llegar al hostal. La pareja que lo regentea nos dice que no está habilitado. Desconsolados nos quitamos las mochilas y le pedimos un vaso de agua. Más que amables no solo nos dieron agua sino que llamaron al otro único hostal de la ciudad y resulta que estaba lleno. Lo que sigue es una traducción al castellano lo más fiel que pude hacer de la conversación que tuvimos:
Natalia: Mirá... yo soy mitad calabresa mitad argentina... el hostal no esta habilitado pero... ¿De alguna forma no se podrá arreglar?
Chica del hostal: Y... no se
Chico del hostal: Si se quedan acá nos puede caer un paquete tremendo
Yo: En un hotel nos van a romper el culo con el precio... de última dormimos en la calle.
La cuestión es que terminamos parando tres días en la casa de veinticinco metros cuadrados de esta pareja. Y no dejaron que le paguemos ni un centavo. De su mano exploramos una faceta desconocida para nosotros de Sicilia, la de la juventud local. Esto no solo nos permitió conocer mucha gente muy copada sino que además incluyó: fiesta surfer en la playa con birra gratis y chicas bailando en bikini, salida a una discoteca y excursión al Etna, el volcán activo más grande de Europa.
En Palermo, para dar otro ejemplo, el transporte público es incomprensible. Una hora esperamos un autobús urbano en la parada, hasta que nos dijeron que la habían cambiado a la otra esquina. En esta ciudad es frecuente ver a los turistas tratando de que un italiano les explique cómo llegar a algún lado, pero el turista hablando en inglés y el italiano sin entender palabra. Por eso fue sorprendente ver como una chica italiana hablaba en inglés con unos turistas. Claro que resultó que no era Italiana, sino argentina, que había vivido en un montón de países de Latino América y Europa. Ahora vivía en Palermo. A la noche siguiente salimos de bares con ella y, obvio, como el trasporte público deja mucho que desear después de las nueve de la noche no teníamos como volver al hostal. Así que terminamos durmiendo en su casa.
Así es. Así somos. Gente, para quien la ley es algo interpretable y flexible, a usar según convenga, donde todo es "arreglable". Gente solidaria que te abre la puerta de su casa, que es amistosa y leal. Con todo lo bueno y lo malo no hay duda que ésta región de Italia influyó mucho en la cultura argentina tan difícil de describir, definir o explicar. Si España es la Madre Patria no hay duda de que Italia es el Padre.
En Nápoles el tráfico es un caos. Bocinas, gritos, semáforos que no funcionan o si pero que nadie respeta. En esta ciudad, sucia, ruidosa y mal oliente, la gente es el gran atractivo. Los viejos dicen piropos en la calle a las chicas, la gente putea cada tres palabras y podes hablar con cualquiera en cualquier lado y ya ser como amigos. Para ser justos hay que decir que esta ciudad tiene también como atracción la catedral más bella en la que he estado, un castillo que se alza sobre las aguas del mediterráneo y que la ciudad esta a cuarenta minutos de las ruinas de Pompeya. Ruinas, por otro lado, simplemente majestuosas.
En Mesina, ubicada en la isla de Sicilia, es el reino de los giros en U. Los vehículos van en una dirección y de repente frena, ponen el intermitente y giran 180º para continuar por la misma calle pero en dirección contraria. Tanto es así que vi un camión con acoplado hacer un giro en U en plena avenida principal ocasionando tal quilombo de tráfico que complicó a todo el pueblo. Ahora, para hacer honor a la verdad, la catedral de Mesina tiene una torre con un reloj que a cada medio día hace que varias estatuas cobren vida y se muevan al ritmo del Ave María. Un espectáculo como no vi en otro lado.
En la ciudad de Catania queríamos ir a un hostal que no estaba cerca de la estación, por lo cual nos tomamos un autobús. Un mercado en medio de la calle interrumpía el trafico. No me sorprendió ver que el conductor no dudó en subir un costado del vehículo a la acera y conducir así unos cuantos metros. Aunque quizás lo que mejor describe a los italianos del sur es lo que sucedió al llegar al hostal. La pareja que lo regentea nos dice que no está habilitado. Desconsolados nos quitamos las mochilas y le pedimos un vaso de agua. Más que amables no solo nos dieron agua sino que llamaron al otro único hostal de la ciudad y resulta que estaba lleno. Lo que sigue es una traducción al castellano lo más fiel que pude hacer de la conversación que tuvimos:
Natalia: Mirá... yo soy mitad calabresa mitad argentina... el hostal no esta habilitado pero... ¿De alguna forma no se podrá arreglar?
Chica del hostal: Y... no se
Chico del hostal: Si se quedan acá nos puede caer un paquete tremendo
Yo: En un hotel nos van a romper el culo con el precio... de última dormimos en la calle.
La cuestión es que terminamos parando tres días en la casa de veinticinco metros cuadrados de esta pareja. Y no dejaron que le paguemos ni un centavo. De su mano exploramos una faceta desconocida para nosotros de Sicilia, la de la juventud local. Esto no solo nos permitió conocer mucha gente muy copada sino que además incluyó: fiesta surfer en la playa con birra gratis y chicas bailando en bikini, salida a una discoteca y excursión al Etna, el volcán activo más grande de Europa.
En Palermo, para dar otro ejemplo, el transporte público es incomprensible. Una hora esperamos un autobús urbano en la parada, hasta que nos dijeron que la habían cambiado a la otra esquina. En esta ciudad es frecuente ver a los turistas tratando de que un italiano les explique cómo llegar a algún lado, pero el turista hablando en inglés y el italiano sin entender palabra. Por eso fue sorprendente ver como una chica italiana hablaba en inglés con unos turistas. Claro que resultó que no era Italiana, sino argentina, que había vivido en un montón de países de Latino América y Europa. Ahora vivía en Palermo. A la noche siguiente salimos de bares con ella y, obvio, como el trasporte público deja mucho que desear después de las nueve de la noche no teníamos como volver al hostal. Así que terminamos durmiendo en su casa.
Así es. Así somos. Gente, para quien la ley es algo interpretable y flexible, a usar según convenga, donde todo es "arreglable". Gente solidaria que te abre la puerta de su casa, que es amistosa y leal. Con todo lo bueno y lo malo no hay duda que ésta región de Italia influyó mucho en la cultura argentina tan difícil de describir, definir o explicar. Si España es la Madre Patria no hay duda de que Italia es el Padre.
La verdad es que no tengo ni la más mínima idea de que hace esa calavera en medio de la ciudad, por eso mismo la fotografié.... Sera cosa de Mandinga
ResponderEliminaryo estaba por preguntar què es la foto del maestro yoda.
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