martes, 21 de octubre de 2008

Pequeña joya

Luxemburgo es uno de esos países que por ser tan chiquitos no entran en la cabeza de alguien que creció en Sudamérica. Entrar a un país por un lado y salir por el otro media hora después simplemente no encaja en mi escala geográfica. Escala conformada de niño, cuando viajaba quince horas para recorrer mucho menos de la mitad de Argentina.
Pequeño en extensión Luxemburgo guarda grandes tesoros, y no solo porque sea un paraíso fiscal. La ciudad está en la cima de una montaña, rodeada de ríos y barrancos. Desde allí se ve el valle lleno de pequeños edificios y miles de verdes. En la plaza principal hay un mercado de fruta y verdura de las estancias de alrededor. El tamaño de las hortalizas que allí se vende parece querer compensar con lo pequeño del país.
En la antigüedad Luxemburgo fue la fortaleza mejor fortificada del centro de Europa. Su gran maravilla son las Casamatas. Cavadas dentro de la montaña se encuentran laberínticas galerías y estancias. Capaces de albergar a cuarenta mil soldados, establos, cocinas, herrerías y las habitaciones de los reyes. Justo encima de todo esto se alzaba el palacio. Hoy día queda poco de todo aquello. Lo que queda, patrimonio de la humanidad, es digno de ser visitado. Uno se va sumergiendo por interminables escaleras caracol más y más profundo en las entrañas de la tierra.
Puede que no sea muy grande y con un día alcanza de sobra para ver lo que hay que ver, pero no hay que subestimar su hermosura. Quizás sea cierto, en este caso, aquello de que el tamaño no importa.

1 comentario:

  1. que haces pablito. recién leo tu mens. estoy agotado de estudiar, sigo con la maldita carrera, y el juees rindo su parical mas importante. Terminadas esta y la proxima semana, voy a estar mas tranqui para armar la logia y subir mi blog. Regresaré de las cenizas como el ave fenix, aunque mi retorno huela a quemado...como decía el maestro fontanarosa!jajaja, nos vemos queridoooo

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