martes, 20 de enero de 2009

Volver a empezar

Llegué hace algo más de un mes a Londres sin dinero, sin casa y sin trabajo. La idea era quedarme tres o cuatro días e irme luego a buscarme la vida a algún pueblito no tan cosmopolita así podía mejorar mi inglés. "Si vas a vivir un tiempo en Reino Unido, viví en la capital" dijo una voz dentro de mi cabeza y finalmente decidí probar suerte.
El primer día ayude a Natalia a instalarse. Ella llegó a Londres sin dinero también, pero con casa y trabajo ya asegurados. Al final del día me propuse empezar al solucionar mis carencias. Lo de no tener dinero se soluciona trabajando. Lo de no tener trabajo se soluciona buscando. Al segundo día escuche en mi cabeza "Hoy traducís tu CV al inglés, imprimís cincuenta copias y salís a buscar trabajo". Al final de día lo único que había hecho fue traducir mi curriculim. Al día siguiente "Pablo, hoy vas a imprimir cincuenta copias y vas a salir a buscar trabajo". Pero las impresiones estaban más cara de lo que creía y solo imprimí diez. Además, no se muy bien como, cuando me allegue al centro me cruce con Natalia y en lugar de repartir los curriculum termine en un pub inglés tomando pintas de cerveza. Al final del día volví a mi casa más pobre y con las diez copias de mi CV en la mochila. "Pelotudo, no pasa de hoy que conseguís trabajo" dijo la voz en mi cabeza la mañana del cuarto día. Así que me levante temprano, imprimí otras diez copias y me marche pronto al centro. Finalmente repartí las veinte copias de mi CV en bares, restaurantes, pub y demás negocios asociados a la gastronomía. Decidí buscar trabajo en este rubro porque en el centro de Londres ocho de cada diez negocios pertenecen a este rubro. Además es, aparte del cine (en el cual ni se me ocurre trabajar con mi nivel de inglés) el único rubro donde tengo algo de experiencia. Al final del día no solo tenía un trabajo, sino dos. De hecho no era trabajo real lo que tenia sino dos training interview. Esto es la típica entrevista laboral de diez minutos sumada a tres o cuatro horas de trabajo en el lugar. Al final te dicen si tenes el trabajo o no. Yo ya sentía que tenia dos trabajos porque tengo, vaya Dios a saber porque, la cualidad de que siempre me va muy bien en las entrevistas laborales. Trabajando, si le pongo ganas, suelo aprender rápido y ser eficiente. Además, desconozco la causa, pero me di cuenta que parezco una persona responsable y aparento ser más o menos serio.
Supere con éxito mis dos training interview, uno en un restaurante italiano y otro en un lugar de comida rápida mexicana. Finalmente decidí quedarme con el trabajo en el restaurante italiano. Si bien el servicio es más elegante y correcto, lo que es más exigente para mi, la compensación económica hace que valga la pena el esfuerzo. Del trabajo no hay mucho que decir, es un lugar de comida italiana pero no hay ni un solo italiano en la cocina. Pertenece a una cadena de restaurantes cuyos dueños son ingleses e hindúes. Carezco de horarios fijos, con lo cual cada día y cada semana es diferente. Esto hace bastante difícil tener una rutina, pero en mi vida nunca tuve un trabajo de horario definido y salario establecido, eso no es problema para mi. Tengo un contrato basura de esos que están tan de moda en Europa donde me pagan por hora. Si hay poca clientela me mandan antes a casa y cobro menos. La empresa puede comunicarme que prescinde de mis servicios con veinticuatro horas de antelación. Como el nombre de todos los platos esta en italiano y son imposibles de pronunciar para un inglés parlante la gente suele señalar con el dedo el menú y decir “I Wanna this”. Eso facilita mucho mi trabajo, ya que mi inglés dista mucho de ser una maravilla, aunque tampoco es la basura que yo creía que era.
De esta manera fue como en mi quinto día en Londres empecé a trabajar después de pasarme casi cuatro meses sin trabajo y de vacaciones por Europa. He de confesar que aterrizar de nuevo a la vida laboral me costo un gran esfuerzo. Días antes mi única preocupación era donde ir a comer, que cosas hay que ver en cada ciudad, o si voy o no voy a tal museo. Volver a tener que cumplir un horario, a tener que soportar a un jefe o al antipático que siempre hay en todo trabajo, tener que afeitarme, cortarme el pelo, lucir como un ser humano pseudo respetable. Todo eso se me hizo cuesta arriba las primeras dos o tres semanas. Después de ese tiempo de re adaptación a la nueva realidad laboral de mi vida y a la nueva ciudad, las cosas empezaron a no ser tan pesadas. Diría que hasta se hicieron más llevaderas e incluso placenteras. Al fin y al cabo en esta vida no importa tanto donde estemos o que hagamos, sino tratar de sobrellevar una existencia placentera.
¿Que paso con mi carencia de vivienda? Preguntara alguno de ustedes. Bueno, eso es una bonita historia que queda pendiente para la próxima.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado eso de tratar de llevar una existencia placentera. El viernes cuento un cuento y empieza así: para sentir placer hay k dejar el tiempo de lado, sigue: la vida es un conjunto de instantes.. y sigue: yo intento construir mi vida sobretodo de instantes de placer.
    Así que responsable y modosito, eeeh....

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  2. Y bueno Pablito, de vez en cuando hay que aterrizar, lo bueno es que le encontrás el lado poético.
    A tu mail de la otra vez: no, no me he casado todavía, aunque esperamos hacerlo este año, igual no hay apuro. Y de mi "marido", es francés y agnóstico. Igual la religión y yo somos como los lácteos y la carne en la comida kosher: no se juntan!!, jaja.
    Bueno, espero saber de tu domicilio londinense pronto.
    Besos y cariños!!
    Ana

    PD: Por allá dejan propina o no se usa?

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