jueves, 14 de octubre de 2004

Tengo un nuevo trabajo: Mentir

Por una amiga de un amigo conseguí trabajo en un instituto de encuestas. Dentro del mismo hago varias tareas, soy data entry, encuestador callejero y también soy el supervisor del departamento de encuestas telefónicas.
Pero el mejor trabajo es el de mystery shopper, es decir, el comprador misterioso. El mismo consta en ir a una tienda, hacer como que voy a comprar algo y evaluar diferentes variables, según quiera el cliente que encarga la encuesta. La última, donde tuve el honor de participar, era de American Express. Ir a las tiendas, hacer que yo iba a comprar algo, pagar con Amex y arrepentirme en el último minuto. Nunca en mi vida me divertí tanto con un laburo.
El perfil de la persona que usa Amex es de clase alta o muy alta, compulsivo, caprichoso, consumista y muy bien vestido. Y nos tocó ir a negocios muy high society. Hay que actuar y mentir como si uno lo fuera.
Fui a una tienda de pinturas para yates. Anteojos negros super fashion, camisita de seda negra, pantalón sport, zapatillas Adidas, todo en perfecta combinación, paso elegante, voz firme y seductora. “Mi padre se compro un velerito, pero no le gusta el color, es un bordó medio oscuro. El lo prefiere blanco y yo quería regalarle la pintura para su cumpleaños”
En una casa Armani me probé una camisa de 350 euros “mmm… no me convence... mejor me pruebo aquella” (400 euros) “aja.. no está mal y aquella” (530 euros) “uf… no…. me queda fatal, me llevo mejor la segunda” y al último segundo arrepentirme “por que no tiene tan buena percha”.
En un lujoso hotel “Disculpe, en unas semanas viene unos potenciales clientes, para cerrar unos negocios conmigo. Necesito alojarlos en un excelente hotel. Quiero ver las habitaciones, si es posible.

Si tienen la oportunidad de mentir tan descaradamente y encima que les paguen (y bastante bien) háganlo. Es algo tremendamente divertido.

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