Capítulo Tercero
Gente Rara
Vivir en una casa okupa no tendría que ser muy diferente a vivir en una casa normal, común y corriente, pero sin embargo lo es. O al menos lo es para mí. Quizás sea por el hecho de que las personas con las que convivo son un poco extrañas y se dan cierto tipo de situaciones un tanto bizarras.
Un día me estoy haciendo un té en la cocina y entra Aaron con varias bolsas de supermercado. "Fuiste al súper" le dije ingenuamente "Bueno - respondió - Fui al basurero del súper, que tiran las cosas solo porque están vencidas" y empieza a enseñarme orgulloso latas de champignones vencidas hace dos días o pan del día anterior. Yo he reciclado comida de restaurantes cuando cierran por la noche, o en el mercado de frutas y verduras, pero nunca se me ocurrió de un supermercado. Gran idea la de Aaron.
Otro día, cuando apurado me estaba yendo al trabajo Aaron me encara y me dice "Van a quedarse a dormir unos días unos amigos". En todo los departamentos que he vivido mis compañeros de vivienda o yo mismo hemos alojado a alguien que venía de visita a la ciudad, por lo que le respondí "No hay problema... ¿Vienen unos amigos tuyos a la ciudad?" A lo que Aaron me mira desconcertado y me dice "No, ellos viven en la ciudad, en la calle. Cuando yo vivía en la calle me hice varios amigos y uno murió anoche de frío, por eso quiero traer unos días a otros amigos a un lugar donde funciona la calefacción". Así me entere que Aaron vivió veintitrés días en la calle, antes de venir a esta casa y después de no se que episodio que le hizo mandar al carajo a su familia, renunciar a su trabajo y dejar su pueblito natal para venirse a Londres.
En la calle se vive con la ley de la selva. Las personas que estuvieron allí se convierten en sobrevivientes. Yo pensaba que sería él la persona con la que más difícil sería la convivencia, pero resulta que las situaciones que más sorprendido me dejaron en la casa okupa vinieron de la mano de mi otro compañero de vivienda, Piort. Él se mudo luego de que lo fuésemos al hindú esquizofrénico. Éste es un polaco que fue el que okupó originalmente la casa. Luego se fue a vivir a Polonia, al mes se lo pensó mejor y volvió a Londres.
Cuando el regresó las cosas empezaron a ir mal. En primer lugar él es vegetariano. Yo he sido vegetariano por más de un año, por tanto soy mucho más que respetuoso. Entiendo que la gente no quiera que se cocine carne en la misma cazuela en la que cocina, en otro momento, su comida vegetariana. Al parecer comer carne es algo malo, por eso me mira como si fuera Charles Manson cuando me compro un kebab y lo como en casa. Yo no he cocinado ni una sola vez en la casa okupa, pero igual tengo problemas porque Piort pretende prohibir autoritaria y arbitrariamente el consumo de carne a todo el que viva con él.
Un día Aaron se encontró una TV en la basura y felizmente la trajo a casa. Más allá de los problemas legales que esto acarrea (en este país para ver la TV en tu casa hay que pagar un impuesto) a Piort no le gusto nada que tengamos una TV en la casa. Mirar la TV al parecer es algo malo malo. No solo porque las ondas de transmisión generan cáncer, sino que también es, y cito: un aparato que interrumpe el natural proceso de comunicación entre los habitantes de la casa. He de aclarar que he compartido más tiempo, charlas y risas con Aaron mirando alguna idiotez en la TV que con Piort, quien se niega a ver TV si hay otra gente en casa (Pero la mira si esta solo).
Piort no solo es vegetariano, es ambientalista. Nuevamente yo me manifiesto una persona que trata en su vida diaria hacer todo lo ecológicamente posible, pero no soporto mucho el fanatismo extremista. Un día me encuentro una silla de caños sin asiento, y en su lugar una tapa de inodoro. Eso es el principio de un inodoro orgánico... "¿Lo qué?" Dirán ustedes. Al parecer usar el inodoro común y corriente es algo malo malo malo, por lo que Piort pretendía que TODOS empecemos a usar un artefacto que él va a construir. Esto es un inodoro en el cual no se tira la cadena, sino que los desechos humanos se guardan en un contenedor donde a) se le escurre todo el líquido b) se lo mezcla con algún químico y c) guardan reposo TRES MESES para d) obtener fertilizante natural. No quise preguntar donde pretendía instalar este artefacto, si en el jardín, donde hace un frió tremendo y nos pueden ver todos los vecinos mientras evacuamos nuestras necesidades o en su propia habitación. Quizás lo quiera poner en el living room, en el espacio que quedara libre cuando la TV vuelva a la basura.
El tema del fanatismo extremo en los asuntos ambientalistas no solo se ve en el tema del inodoro. Al parecer usar la calefacción es algo malo malo malo malo. Es un gasto de enérgica innecesario, por lo que Piort piensa que es mejor apagarla. Él lo hace sin ningún problema pero a escondidas en mitad de la noche, mientras todos dormimos. Una de las muchas noches en la que apagó la calefacción era la que estaban los amigos sin casa de Aaron huyendo del frío. La discusión fue grande y ruidosa. Finalmente Piort termino echando a esta gente otra vez a la calle y dándole una semana de plazo a Aaron para que abandone la casa.
El problema con Piort es que no es una persona abierta al diálogo. En lugar de informar, concienciar y educar a los demás en un estilo de vida más verde, él pretende imponer por la fuerza su forma de ver el universo. Es totalmente intolerante con los que no lo ven de esa manera. Además el hecho de que le diga a Aaron que se tiene que ir refleja la obviedad de que Piort cree que tiene derecho a decidir quien vive y quien no en la casa. La suma de una persona intolerante más el derecho a decidir quien vive en la casa da por resultado mi propia expulsión de la casa, que no tardo en llegar.
Pero eso es otra historia
Gente Rara
Vivir en una casa okupa no tendría que ser muy diferente a vivir en una casa normal, común y corriente, pero sin embargo lo es. O al menos lo es para mí. Quizás sea por el hecho de que las personas con las que convivo son un poco extrañas y se dan cierto tipo de situaciones un tanto bizarras.
Un día me estoy haciendo un té en la cocina y entra Aaron con varias bolsas de supermercado. "Fuiste al súper" le dije ingenuamente "Bueno - respondió - Fui al basurero del súper, que tiran las cosas solo porque están vencidas" y empieza a enseñarme orgulloso latas de champignones vencidas hace dos días o pan del día anterior. Yo he reciclado comida de restaurantes cuando cierran por la noche, o en el mercado de frutas y verduras, pero nunca se me ocurrió de un supermercado. Gran idea la de Aaron.
Otro día, cuando apurado me estaba yendo al trabajo Aaron me encara y me dice "Van a quedarse a dormir unos días unos amigos". En todo los departamentos que he vivido mis compañeros de vivienda o yo mismo hemos alojado a alguien que venía de visita a la ciudad, por lo que le respondí "No hay problema... ¿Vienen unos amigos tuyos a la ciudad?" A lo que Aaron me mira desconcertado y me dice "No, ellos viven en la ciudad, en la calle. Cuando yo vivía en la calle me hice varios amigos y uno murió anoche de frío, por eso quiero traer unos días a otros amigos a un lugar donde funciona la calefacción". Así me entere que Aaron vivió veintitrés días en la calle, antes de venir a esta casa y después de no se que episodio que le hizo mandar al carajo a su familia, renunciar a su trabajo y dejar su pueblito natal para venirse a Londres.
En la calle se vive con la ley de la selva. Las personas que estuvieron allí se convierten en sobrevivientes. Yo pensaba que sería él la persona con la que más difícil sería la convivencia, pero resulta que las situaciones que más sorprendido me dejaron en la casa okupa vinieron de la mano de mi otro compañero de vivienda, Piort. Él se mudo luego de que lo fuésemos al hindú esquizofrénico. Éste es un polaco que fue el que okupó originalmente la casa. Luego se fue a vivir a Polonia, al mes se lo pensó mejor y volvió a Londres.
Cuando el regresó las cosas empezaron a ir mal. En primer lugar él es vegetariano. Yo he sido vegetariano por más de un año, por tanto soy mucho más que respetuoso. Entiendo que la gente no quiera que se cocine carne en la misma cazuela en la que cocina, en otro momento, su comida vegetariana. Al parecer comer carne es algo malo, por eso me mira como si fuera Charles Manson cuando me compro un kebab y lo como en casa. Yo no he cocinado ni una sola vez en la casa okupa, pero igual tengo problemas porque Piort pretende prohibir autoritaria y arbitrariamente el consumo de carne a todo el que viva con él.
Un día Aaron se encontró una TV en la basura y felizmente la trajo a casa. Más allá de los problemas legales que esto acarrea (en este país para ver la TV en tu casa hay que pagar un impuesto) a Piort no le gusto nada que tengamos una TV en la casa. Mirar la TV al parecer es algo malo malo. No solo porque las ondas de transmisión generan cáncer, sino que también es, y cito: un aparato que interrumpe el natural proceso de comunicación entre los habitantes de la casa. He de aclarar que he compartido más tiempo, charlas y risas con Aaron mirando alguna idiotez en la TV que con Piort, quien se niega a ver TV si hay otra gente en casa (Pero la mira si esta solo).
Piort no solo es vegetariano, es ambientalista. Nuevamente yo me manifiesto una persona que trata en su vida diaria hacer todo lo ecológicamente posible, pero no soporto mucho el fanatismo extremista. Un día me encuentro una silla de caños sin asiento, y en su lugar una tapa de inodoro. Eso es el principio de un inodoro orgánico... "¿Lo qué?" Dirán ustedes. Al parecer usar el inodoro común y corriente es algo malo malo malo, por lo que Piort pretendía que TODOS empecemos a usar un artefacto que él va a construir. Esto es un inodoro en el cual no se tira la cadena, sino que los desechos humanos se guardan en un contenedor donde a) se le escurre todo el líquido b) se lo mezcla con algún químico y c) guardan reposo TRES MESES para d) obtener fertilizante natural. No quise preguntar donde pretendía instalar este artefacto, si en el jardín, donde hace un frió tremendo y nos pueden ver todos los vecinos mientras evacuamos nuestras necesidades o en su propia habitación. Quizás lo quiera poner en el living room, en el espacio que quedara libre cuando la TV vuelva a la basura.
El tema del fanatismo extremo en los asuntos ambientalistas no solo se ve en el tema del inodoro. Al parecer usar la calefacción es algo malo malo malo malo. Es un gasto de enérgica innecesario, por lo que Piort piensa que es mejor apagarla. Él lo hace sin ningún problema pero a escondidas en mitad de la noche, mientras todos dormimos. Una de las muchas noches en la que apagó la calefacción era la que estaban los amigos sin casa de Aaron huyendo del frío. La discusión fue grande y ruidosa. Finalmente Piort termino echando a esta gente otra vez a la calle y dándole una semana de plazo a Aaron para que abandone la casa.
El problema con Piort es que no es una persona abierta al diálogo. En lugar de informar, concienciar y educar a los demás en un estilo de vida más verde, él pretende imponer por la fuerza su forma de ver el universo. Es totalmente intolerante con los que no lo ven de esa manera. Además el hecho de que le diga a Aaron que se tiene que ir refleja la obviedad de que Piort cree que tiene derecho a decidir quien vive y quien no en la casa. La suma de una persona intolerante más el derecho a decidir quien vive en la casa da por resultado mi propia expulsión de la casa, que no tardo en llegar.
Pero eso es otra historia
Che, ¿y si te lo traés a la casa al hindú pseudo asesino serial para que le haga a Piotr "una oferta que no podrá rechazar"? o, mejor, al asesino serial en serio...
ResponderEliminarpablo. què suerte que te fuiste de ahì. ese tipo de gente empieza como un problema objetivo y termina metièndose adentro de uno convirtièndose en un conflicto que te arruina el estòmago de la bronca y de noche no te deja dormir del disgusto. què suerte que te fuiste.
ResponderEliminar(tambièn es posible que no fuera ni tan vegetarinao, ni tan antiTV ni tan ambientalista ni tan creyente de sus opiniones fundamentalistas, que todo eso fuera pura parada para rajarlos a uds. y quedarse èl con la casa). ademàs, salvo que los homeless fueran una lacra, por què echar a alguien a la calle cuando uno de ellos se muriò de frìo? si la casa es justamente de okupas. menos mal que te fuiste. besos.
Hoy venía triste, pero me has hecho reir con ganas con lo del inodoro. Siento que te quedes sin casa, si no he entendido mal eres tu el que marchas y lo comprendo la situación que explicas es inaguantable incluso para ti.
ResponderEliminarMadre mía, q entretenido está esto!!!! Parecen personajes sacados de una peli de Tarantino. Espero ansiosa el capítulo cuatro... no tardes!
ResponderEliminarBsos!
Su
Pablo querido, ya estás grande mi cielo!!, no solo este es el comentario de una madre judía en potencia (en la que me convierto cada día más) sino de una amiga que sufre al imaginarte cagando a la vista de potenciales usuarios de chaleco de fuerza. Veníte a México, mamá Ana te consigue trabajo en alguna productora y casa como la gente (tal vez con amigos gays... Igual a esta altura, que podés perder??).
ResponderEliminarPD: El abono de caca humana sirve para el jazmín o la palmera de interiores?
Realmente es una novela por entregas:Se volverá Pablo paranoico o esquizo? O se dará cuenta que siempre lo fue y está en su lugar apropiado? volverá Aarón (me cae bien el negro, che) con sus amigos callejeros y los echará a los okupas? (por qué con K, pibe? Eso era una miniserie me parece)Aprenderá a cagar circensemente desde una silla? cultivará azaleas con el nuevo abono? Se irá a vivir a méjico aceptando la gentil invitación? O finalmente volverá a la tierra prometida, o sea, Morón?
ResponderEliminarjajaja, morón donde los chivitos asados te vuelan a la boca y en el aire suenan canciones de Jujuy (mi Jujuy)...
ResponderEliminarChe Pablo, quien tiene ahora una vivienda precaria???!!! Malditos hippies por todos lados! Besote.
(En Eva Luna puedes leer como se resuelvan los problemas de este tipo de sillon. altamente recomendable!)