Pilar no solo es una zona de casas de gente adinerada al norte de la ciudad de Buenos Aires, es también una virgen. Hace muchos años ya se apareció la figura de la virgen sobre el pilar de una construcción de la época ordenando a uno que por allí se encontraba construir una iglesia. Esto fue en la ciudad de Zaragoza y desde entonces la virgen “del Pilar” es la patrona de dicha ciudad.
El 12 de octubre es le día elegido para celebrar todos los festejos en su honor. La ciudad de Zaragoza se viste de fiesta y a esta fiesta yo me apersone. Lo primero que me llamo la atención fue ver por las calles a la gente, grandes y chicos, hombres y mujeres, vestidos con trajes de hace tres o cuatro siglos atrás. Esto es una tradición entre los habitantes de la ciudad y están los que todos los años usan el mismo, pero algunos, los mas adinerados, lo cambian para que cada año sea diferente.
Como es la fiesta mayor de la ciudad, el ayuntamiento organiza espectáculos en las plazas y calles. Al llegar vimos un entretenido espectáculo de malabares del cual nos fuimos apenas terminó a la velocidad de la luz para llegar a ver el plato fuerte del fin de semana: “Héroes del Silencio”. Ésta es una mítica banda de rock español que hace diez u once años se separó y ahora decidieron hacer una gira por las principales ciudades de España y Latinoamérica. Es además oriunda de Zaragoza, con lo cual el recital era una especie de hito histórico en la ciudad. La verdad es que los desconocía por completo, pero como soy conciente de ser un profundo ignorante en los hechos musicales que ocurrieron en cualquier momento de la historia de la humanidad, no me llamó la atención desconocer un grupo de tal magnitud. Traté de conseguir los temas más populares y aprendérmelos para poder cantar en el recital, pero con lo improvisado del viaje y los apuros de hacer todo a última hora no fue posible, así que desconocía gran parte del repertorio. No obstante, fue un gran recital y disfrute mucho del espectáculo. Al terminar nos fuimos para el centro de la ciudad, donde en un escenario montado en una ancha avenida (trasformada en peatonal por los festejos) tocaban “Los Violadores del Verso”. A mi el rap no me agrada, pero hay que reconocer que esta forma de poesía contemporánea encuentra en esta banda un digno exponente de lo que pueden ser unos versos muy bien hechos.
El sábado fue el día de hacer turismo. Zaragoza no es especialmente linda pero tampoco es fea. Esta atravesada por el río Ebro y en una de su orillas se levanta la imponente basílica del Pilar. Frente a la basílica hay una gran plaza donde sobre un pilar de unos quince metros hay una pequeña virgen y la gente le lleva flores. Depositan tantas toneladas, que la procesión suele durar mas de seis horas y se crea una gigantesca montaña alrededor de la virgen, de tal modo que ésta parece estar coronando una inmensa pirámide de flores. Debido al monumental volumen, desde varias calles antes de llegar uno ya siente sus aromas en el aire.
Lo que hay dentro de la basílica es el mítico pilar sobre el cual se apareció la virgen y se lo puede besar. La gente hace largas filas con tal propósito, y eso que el pilar esta protegido y solo se puede besar una superficie circular de diez cm de diámetro. Besarlo esta bien si uno es de los primeros, pero después de las primeras cien personas que lo besaron, esa diminuta superficie debe tener tanta baba que más que devoción lo que mi me causa es repulsión. Recuerdo que un cura conocido mío me comento que para él fue una bendición el hecho de poder entregar la eucaristía en la mano y no en la boca por que terminaba con toda la mano llena de baba y pintada con rouge.
El domingo fue la vuelta a Barcelona, no sin antes hacer un recorrido por una serie de puntos estratégicos para degustar las delicias culinarias que Zaragoza ofrece.
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El 12 de octubre es le día elegido para celebrar todos los festejos en su honor. La ciudad de Zaragoza se viste de fiesta y a esta fiesta yo me apersone. Lo primero que me llamo la atención fue ver por las calles a la gente, grandes y chicos, hombres y mujeres, vestidos con trajes de hace tres o cuatro siglos atrás. Esto es una tradición entre los habitantes de la ciudad y están los que todos los años usan el mismo, pero algunos, los mas adinerados, lo cambian para que cada año sea diferente.
Como es la fiesta mayor de la ciudad, el ayuntamiento organiza espectáculos en las plazas y calles. Al llegar vimos un entretenido espectáculo de malabares del cual nos fuimos apenas terminó a la velocidad de la luz para llegar a ver el plato fuerte del fin de semana: “Héroes del Silencio”. Ésta es una mítica banda de rock español que hace diez u once años se separó y ahora decidieron hacer una gira por las principales ciudades de España y Latinoamérica. Es además oriunda de Zaragoza, con lo cual el recital era una especie de hito histórico en la ciudad. La verdad es que los desconocía por completo, pero como soy conciente de ser un profundo ignorante en los hechos musicales que ocurrieron en cualquier momento de la historia de la humanidad, no me llamó la atención desconocer un grupo de tal magnitud. Traté de conseguir los temas más populares y aprendérmelos para poder cantar en el recital, pero con lo improvisado del viaje y los apuros de hacer todo a última hora no fue posible, así que desconocía gran parte del repertorio. No obstante, fue un gran recital y disfrute mucho del espectáculo. Al terminar nos fuimos para el centro de la ciudad, donde en un escenario montado en una ancha avenida (trasformada en peatonal por los festejos) tocaban “Los Violadores del Verso”. A mi el rap no me agrada, pero hay que reconocer que esta forma de poesía contemporánea encuentra en esta banda un digno exponente de lo que pueden ser unos versos muy bien hechos.
El sábado fue el día de hacer turismo. Zaragoza no es especialmente linda pero tampoco es fea. Esta atravesada por el río Ebro y en una de su orillas se levanta la imponente basílica del Pilar. Frente a la basílica hay una gran plaza donde sobre un pilar de unos quince metros hay una pequeña virgen y la gente le lleva flores. Depositan tantas toneladas, que la procesión suele durar mas de seis horas y se crea una gigantesca montaña alrededor de la virgen, de tal modo que ésta parece estar coronando una inmensa pirámide de flores. Debido al monumental volumen, desde varias calles antes de llegar uno ya siente sus aromas en el aire.
Lo que hay dentro de la basílica es el mítico pilar sobre el cual se apareció la virgen y se lo puede besar. La gente hace largas filas con tal propósito, y eso que el pilar esta protegido y solo se puede besar una superficie circular de diez cm de diámetro. Besarlo esta bien si uno es de los primeros, pero después de las primeras cien personas que lo besaron, esa diminuta superficie debe tener tanta baba que más que devoción lo que mi me causa es repulsión. Recuerdo que un cura conocido mío me comento que para él fue una bendición el hecho de poder entregar la eucaristía en la mano y no en la boca por que terminaba con toda la mano llena de baba y pintada con rouge.
El domingo fue la vuelta a Barcelona, no sin antes hacer un recorrido por una serie de puntos estratégicos para degustar las delicias culinarias que Zaragoza ofrece.
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