viernes, 28 de mayo de 2010

Cerrando las puertas

Pocos días antes de cumplir veinticuatro años me fui a vivir a Barcelona. Corría el año 2004 y me mudé con la intención de cumplir un sueño extraño, un deseo que tenía desde que era chiquito: Vivir en Europa. Para transmitir mi alegría, para estar cerca o simplemente para no sentirme tan solo es que solía escribir mails, contándoles a mis allegados las aventuras y desventuras por tierras catalanas.
En el años 2006 decidí tomarme unos meses de vacaciones y hacer un viaje por Centro América. Entonces una persona que me quería mucho, me dijo, que mis mails eran un poco largos y que se le acumulaban sin leer en la bandeja de entrada. Me sugirió que no mande más mails y que en su lugar arme un blog. Yo no tenía ni idea lo que era un blog, pero igual abrí uno , íntimo y privado para mi círculo de gente más cercano. Fue así como nació Nuevos Horizontes.
Después del viaje continuó la vida y vinieron otros viajes, y continué narrando anécdotas y vivencias. Con el tiempo, y gracias a un puñado de amigos que atesoró los mails que yo había mandadoantes antes de que  supiese siquiera qué era un blog, incluí esos textos en Nuevos Horizontes, en orden cronológico.
Ahora estoy a horas de cumplir treinta años. Aquella locura que me llevó, hace seis años, a vivir en Barcelona y después en Londres, llegó a su fin. Y también llegó a su fin Nuevos Horizontes. No quiere decir esto que se acabaron los viajes. Mucho menos la escritura. Todo lo contrario. Ahora que me he establecido en Buenos Aires, me voy a tomar varios meses sabáticos para reencontrarme con familiares, salir con amigos y recorrer la ciudad. Pero sobretodo a escribir.
Se cierran las puertas del blog y seguramente se abrirán otras ventanas del navegador, con otro blog orientado exclusivamente a la ficción y quizá algo dedicado a fusión entre el texto y la programación web. Da nostalgia abandonar mi blog, o mejor dicho da nostalgia cerrar lo que el blog representa, mi vida en Europa y todos mis veinte años. Lo único que queda, antes de cerrar las puertas, es agradecer. Así que gracias. Gracias por estar, en los mails, en los comentarios y en mi corazón estos seis años. Por estar cerca aunque nos separen miles de kilómetros y por no dejarme estar solo.
Gracias por ser parte de la función.

jueves, 13 de mayo de 2010

Resistiré

Primero de Mayo.
En el estacionamiento recuperado por estudiantes de la facultad de Ciencias Sociales se realizaba la FLIA. Esto no no es la abreviatura de familia, sino de la Feria del Libro Independiente y Alternativa. Si bien hace varios años que se viene haciendo esta es la primera vez que me encuentro en Buenos Aires los días que se realiza.
Cada autor elije un lugarcito, arma una mesa, despliega su material y charla con la gente que pasa. Se ve de todo. Desde libros prolijamente editados a fotocopias engrapadas, desde panfletos hippies hasta fanzines anarkos. Colectivos de artistas, editoriales alternativas, grupo de amigos que tenían ganas de publicar algo o autores solitarios se reúnen, comparten, intercambian y truecan. Todo bajo la consigna de mostrar lo que uno hace y estar abierto a lo que otros hagan. A un costado estaba el “Patio de comidas” dos caballetes y un tabla donde gente que tenia ganas de cocinar algo en su casa lo llevaba y vendía. Más atrás se podía conseguir un gran vaso de cerveza. Al otro costado se reunieron los artesanos, exhibiendo sus creaciones a los paseantes. Al fondo un micrófono por donde desfilaron recitados de poesía, música y humor. Bajo un generoso sol otoñal ese sábado deambulé por la FLIA, comprando algunas cositas, mirando otras, encontrándome con amigos.
En la Sociedad Rural Argentina se realizaba la Feria del Libro. La oficial, la que reúne a las grandes editoriales de Sur América y el mundo. A la noche ese mismo día finalmente entré a la Feria del Libro oficial. A pesar de ser la medianoche había bastante gente en la Feria. Recordé porque hace años que dejé de ir:
- Mucha gente
- Los mismos precios que en una gran librería donde me siento más cómodo sin toda esa gente
- Hay que pagar para entrar a comprar

Me llamó la atención que ese sábado estuviese abierta hasta tan tarde, en lugar de estar hasta las 22:00hs. como es habitual. Además por la tarde la entrada era gratuita, lo cual no es habitual. Le pregunté a uno de seguridad el por qué de estas cosas y con cara extrañada me dijo algo como “Porque hoy es el Día de la Ciudad en la Feria del Libro” Escuchado eso, a los quince minutos de entrar en la Feria del Libro, me fui.
Me parece bien que exista la Feria del Libro. Se que ni en Europa hay un evento editorial tan grande y que convoque tanta gente. Pero no hay que perder de vista que el espacio más chico que uno puede alquilar para poner un stand cuesta más de mil quinientos dólares. Es una Feria de grandes cadenas de librerías, de editoriales poderosas y de multimedios. Hasta acá no hay problema. Sabemos lo que es la Feria. Pero que sea utilizada por el gobierno de Buenos Aires para vaciar el verdadero significado del Primero de Mayo y rellenarlo con eso del Día de la Ciudad en la Feria del Libro para mi fue demasiado. Creo que tiene que existir tal día, pero bien podría haber sido el sábado siguiente. El Primero de Mayo es el día del trabajador. Es el día que se honra la resistencia de un grupo de trabajadores unidos frente a los poderes políticos y económicos de su tiempo. De nuestro tiempo.
En un país donde cada vez hay menos espacio de opinión, donde cada vez se oyen menos voces, es excelente que exista la FLIA. Que exista un espacio auto gestionado de resistencia, usando las armas que más me gustan: El libro como fusil y la palabra como bandera.